Se va la vieja concesión: Tucumán prepara una nueva licitación para la Terminal de Ómnibus de la capital

El Gobierno provincial prepara los pliegos para una nueva concesión, luego de 30 años de su inauguración. El contrato con la empresa actual finaliza este 27 de octubre. La inversión exigida es de 10 millones de dólares

Por SIN CODIGO

El próximo 27 de octubre marcará el final de una etapa en la historia del transporte tucumano. Ese día vence el contrato de concesión que, durante más de tres décadas, rigió la explotación de la Terminal de Ómnibus de San Miguel de Tucumán, y el Gobierno provincial ya trabaja en los pliegos de una nueva licitación que buscará renovar la gestión del predio con una inversión mínima estimada en 10 millones de dólares.

Según trascendió, el proceso licitatorio incluirá condiciones más estrictas en materia de infraestructura, mantenimiento, seguridad, accesibilidad y servicios para los pasajeros. El objetivo es dejar atrás años de críticas por el deterioro edilicio y la falta de modernización en una terminal que, pese a su tamaño, hoy funciona muy por debajo de su capacidad original.

Una concesión que llega a su fin

La actual concesión, otorgada hace más de 30 años, fue blanco de cuestionamientos por la precariedad de las instalaciones, los problemas de limpieza, la escasa señalización y la falta de servicios adecuados para los usuarios.

Durante su funcionamiento, la terminal llegó a proyectarse para recibir hasta 10.000 colectivos por día, pero en la actualidad registra un promedio de 2.600 ingresos diarios, lo que evidencia una subutilización del complejo y la necesidad urgente de reestructuración.

Además, la historia de la concesión arrastra viejas polémicas: pedidos de prórrogas, litigios con el Estado y denuncias judiciales vinculadas a la adjudicación original. Con el vencimiento del contrato, el Gobierno busca cortar definitivamente con ese ciclo y abrir una etapa de mayor control y transparencia.

Qué se espera del nuevo contrato

Los pliegos de licitación, que se darán a conocer en los próximos días, incluirán cláusulas que obligan al nuevo concesionario a realizar obras de refacción y modernización del predio, a garantizar estándares de seguridad y limpieza, y a mejorar los servicios para pasajeros y comerciantes.

La inversión mínima exigida será de 10 millones de dólares, y los aspirantes deberán demostrar capacidad financiera y técnica para sostener el contrato durante el período establecido. Según la legislación vigente, las concesiones pueden tener un plazo de cinco años, con opción de renovación si se acredita cumplimiento de todas las obligaciones.

El proceso será supervisado por la Dirección de Transporte de Tucumán y se espera que el Municipio capitalino acompañe con un esquema de fiscalización y acceso público a la información, como parte de su política de Gobierno Abierto.

Entre la expectativa y el desafío

Tanto el gobernador, Osvaldo Jaldo, como la intendente, Rossana Chahla, coincidieron en la necesidad de encarar obras que den respuesta a “problemas históricos de la capital y la provincia”. La Terminal de Ómnibus, por su ubicación estratégica, es uno de los puntos prioritarios en ese plan.

Para los usuarios, la expectativa es clara: una terminal más cómoda, segura, limpia y eficiente. Para los comerciantes que trabajan dentro, la nueva concesión representa la posibilidad de estabilidad y condiciones más claras. Y para la administración pública, la oportunidad de demostrar que un servicio esencial puede gestionarse con transparencia, control y visión de futuro.

Una oportunidad que no debe desperdiciarse

El vencimiento del contrato no es solo un trámite burocrático: es una oportunidad histórica para repensar el transporte interprovincial y urbano, modernizar un espacio emblemático y mejorar la experiencia de miles de tucumanos que cada día pasan por allí.

Si la nueva licitación logra poner al usuario en el centro de las decisiones, exigir inversiones reales y garantizar transparencia en el proceso, Tucumán podría dar un paso decisivo hacia una gestión más moderna, eficiente y al servicio de la gente.

Porque una terminal de ómnibus no es solo un lugar de partida o llegada: es también una puerta de entrada a la provincia y un reflejo de cómo se gestiona lo público.

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