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Una de las situaciones más desilusionantes que acabaron la gestión de Alberto Fernández y que la sociedad nunca perdonará

Este 14 de julio se cumplieron tres años de la celebración de la Fiesta de Olivos en plena cuarentena estricta. La fotografía de ese momento muestra al presidente junto a su esposa, Fabiola Yáñez, y por otras personas festejando un cumpleaños en la residencia presidencial durante el periodo del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio.

Mientras la gente estaba aislada y encerrada, amenazada si salía de sus casas, padres que no podían ver a sus hijos, abuelos sin sus nietos, muertos en la más absoluta soledad, miles de ciudadanos que no pudieron despedir a sus muertos, provincias con fronteras totalmente cerradas. Sin contar la cantidad de gente que quedó con trastornos de salud mental que hasta el día de hoy se padece.

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Cuando pasaba todo esto, en la residencia presidencial se hacían fiestas. Gracias al periodismo, salieron a luz esas fotos que causó indignación en la población y se cortó la confianza de la gente hacia el gobierno.

Sin mencionar las vacunas. La negación de recibir las vacunas gratis que enviaría EE.UU. y la obsesión de obtener “solo” las vacunas rusas (que al día de hoy nunca se aprobó su utilización en el mundo). Y las primeras que llegaron, lejos de ser para la población de riesgo, se vacunaron los amigos del poder.

Un capítulo nefasto para la sociedad argentina que JAMÁS DEBERÁ OLVIDARSE.

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