Con la inflación más alta de las últimas décadas, el ministro/candidato kirchnerista decidió repartir plata con la consecuencia de generar más inflación
Es tal la desesperación electoral que, lejos de intentar ordenar la economía, Sergio Massa tomó la decisión de jugar con fuego en un depósito de cohetes.
No hace falta saber de economía para darse cuenta que, a más emisión más inflación. Que la inflación es un impuesto a la pobreza.
Ahora, Massa anunció el pago de un bono de 45 mil pesos para los jubilados y pensionados que ganan un haber mínimo. El pago del bono se dividirá entre septiembre, octubre y noviembre (15 mil pesos cada mes).
También, subió el piso del impuesto a las Ganancias. Una medida que favorecerá a un pequeño grupo de trabajadores y que no reducirán la inflación sino todo lo contrario.
Además, anunció una devolución del IVA. El beneficio regirá a partir de este lunes, incluye todas las marcas de los productos que componen la canasta básica y se podrá obtener el beneficio a partir de la compra con tarjeta de débito de todos los comercios del país que cobren con posnet. Se devolverá a las 48 horas de realizada la compra con un tope de hasta $18.000 a lo largo del mes.
El fracaso de años de gestión no se puede resolver con medidas electoralistas cortoplacistas cargadas de populismo. La inflación y la destrucción del salario real son las consecuencias de un gobierno perdido, sofocado por su propia mala praxis.
Creer que luego de las últimas medidas conseguirán torcer la intención de voto de un puñado es no entender qué es lo que verdaderamente está ocurriendo hoy en el país.
Lo triste es que el argentino parece haberse acostumbrado a la altísima inflación. El problema es que, más temprano que tarde va a explotar por los aires y los uq epagarán los platos rotos serán los ciudadanos y no precisamente los políticos porque más allá de perder una elección ya son millonarios para el resto de sus vidas.
Pan para hoy y hambre y decadencia para mañana.
