La desobediencia al fallo de la Corte por la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires expuso a Alberto Fernández a graves consecuencias
La decisión de Alberto Fernández de incumplir la orden de la Corte Suprema de devolverle a la Ciudad de Buenos Aires los fondos de la coparticipación, recortada en plena pandemia y de manera unilateral por el Poder Ejecutivo Nacional, lo dejó expuesto a consecuencias institucionales y políticas irreversibles. Probablemente fue una decisión presionado por un kirchnerismo alborotado contra la justicia.
Horacio Rodríguez Larreta acusó al Presidente de “quebrar el orden constitucional”. Afirmó: “Atenta contra la democracia” al no acatar el fallo de la Corte que ordenó restituirle fondos a la Ciudad y criticó a los mandatarios provinciales que respaldaron la decisión.
Los empresarios manifestaron: “Es un antecedente muy peligroso y de una gravedad institucional inusitada”. Dijeron que sienta un mal precedente para todos aquellos que no quieran cumplir con fallos adversos.
No cumplir con el fallo del máximo tribunal, y un poder del estado vigente, sienta un precedente que nunca antes había sucedido en democracia.
No es la primera vez que el oficialismo enfrenta a la Corte. Juega con fuego al atacar a uno de los tres poderes del estado democrático. Las consecuencias son imprevisibles.