Con orígenes en Montoneros, ultrakirchnerista, eterno funcionario del Estado y cercano a dictaduras como la de Venezuela. Además, fue uno de los vacunados VIP en la pandemia COVID19
Por SIN CODIGO
El ex Canciller y actual candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires representa la vieja política kirchnerista. Su pasado como montonero, su militancia ideológica y sus vínculos con regímenes autoritarios, vuelven a poner en debate la doble vara moral de quienes hoy critican al Gobierno de Milei.
Jorge Enrique Taiana, de 75 años es, sin dudas, uno de los símbolos más representativos del kirchnerismo clásico. Un político que ha hecho de la función pública una forma de vida. Hijo del médico personal de Juan Domingo Perón, fue parte de la Organización Montoneros en los años 70, una agrupación armada que dejó una larga lista de víctimas en su intento por imponer un proyecto revolucionario en la Argentina.

Aunque las cifras sobre su participación directa en acciones violentas no están oficialmente documentadas, Taiana fue detenido en 1975 acusado de integrar esa organización terrorista. Pasó varios años en prisión hasta ser liberado durante el Gobierno de Raúl Alfonsín, que decretó una amnistía general. Desde entonces, construyó su carrera política bajo el paraguas del peronismo, primero como diplomático y luego como funcionario de distintos gobiernos.
De Montoneros al Palacio San Martín
Taiana fue vicecanciller de Néstor Kirchner y luego ministro de Relaciones Exteriores de Cristina Fernández, entre 2005 y 2010. Su gestión se caracterizó por un fuerte alineamiento con los gobiernos de izquierda de la región, en especial con el chavismo venezolano y el castrismo cubano.

Lejos de condenar las violaciones a los derechos humanos en Venezuela, Taiana siempre evitó calificar al régimen de Nicolás Maduro como una dictadura. Esa postura lo ubicó entre los diplomáticos más afines al socialismo bolivariano y al llamado “eje progresista” latinoamericano.
El vacunado VIP y el regreso eterno
En 2021, su nombre volvió al centro de la escena pública cuando se reveló que había sido uno de los beneficiados por el escándalo del “Vacunatorio VIP”. En plena pandemia, cuando miles de argentinos esperaban su turno para recibir la vacuna contra el COVID-19, Taiana accedió de manera privilegiada a una dosis en el Ministerio de Salud, en un acto que fue considerado por la opinión pública como un abuso de poder, una inmoralidad y una falta de ética inexcusable para un funcionario.
Pese a ello, lejos de retirarse, fue premiado por el kirchnerismo: primero con un cargo en el Senado y luego como ministro de Defensa, nuevamente bajo el Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Ideología y doble vara
Fiel a su formación ideológica, Taiana nunca ocultó su simpatía por el marxismo latinoamericano. Su discurso reivindica el antiimperialismo y la lucha contra el “neoliberalismo”, aunque paradójicamente ha vivido del Estado durante más de cuatro décadas.
Su candidatura a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires muestra, una vez más, cómo el kirchnerismo recicla a sus viejos cuadros bajo el discurso de la “renovación”.
Mientras desde la oposición y los medios afines al kirchnerismo se busca señalar los errores del Gobierno de Javier Milei, diariamente, se guarda un silencio selectivo frente a figuras como Taiana: un hombre con pasado violento, con posturas autoritarias y con una vida política marcada por los privilegios.
Una vara moral desigual
El periodismo y la política que se declaran “progresistas” suelen aplicar una vara moral distinta según quién esté en el poder. Cuando se trata de un libertario, cualquier error es amplificado; cuando el protagonista es un histórico del kirchnerismo, las irregularidades se minimizan o se esconden.
Jorge Taiana representa esa doble moral: la de quienes se presentan como defensores de los derechos humanos, pero callan ante las dictaduras amigas; la de quienes hablan de igualdad, pero se vacunan antes que el resto; la de quienes dicen luchar contra los privilegios, pero viven de ellos desde hace medio siglo.