Desde la elección de Qatar como sede del mayor certamen de futbol internacional surgieron numerosas críticas sobre la situación de los derechos humanos en ése país, referido a las mujeres, los miembros del colectivo LGBT y los trabajadores migrantes
Qatar es uno de los 70 países en el mundo donde están criminalizados las relaciones sexuales entre personas del mismo género. En el país se aplican penas de hasta siete años de prisión por violación de lo artículos 285 y 296 del código penal, referido a esas relaciones.
El Gobierno de Qatar ha dicho, con respecto al Mundial, que aceptará con “tolerancia” a turistas que pertenezcan a la comunidad LGBTQ y no coartará su expresión. Las dudas están en como tratarán, al mismo tiempo, a los ciudadanos qataríes.
Las mujeres de Qatar como en otros países islámicos, se enfrentan a numerosas discriminaciones tanto en la ley como en la práctica. Bajo el sistema de tutela masculina, las mujeres siguen subordinadas a sus guardianes (padre, esposo, hermano) y deben pedirles permiso para decisiones importantes como casarse, estudiar o trabajar. También, para acceder a tratamientos de salud reproductiva o controles ginecológicos básicos. Es más difícil para ellas divorciarse u obtener la tutela sobre los hijos tras un divorcio.
En Qatar han hecho un uso excesivo y extensivo de mano de obra migrante durante muchos años y especialmente para la construcción de los diferentes estadios de fútbol. Se reportaron miles de muertes entre los trabajadores migrantes, que suelen venir de algunos de los países más pobres del mundo para hacer tareas peligrosas, bajo el calor extremo y por bajos salarios.
Según The Guardian, la cifra podría ascender a 6.500 trabajadores muertos desde 2010, cuando Qatar fue elegido sede mundial 2022.
Los que tengan la dicha de asistir al Mundial de Qatar, a tener en cuenta que estarán en un país bajo la religión del Islam con una mentalidad que dista mucho con occidente.