Paro General del 10 de Abril: Un Golpe a los Trabajadores, No al Gobierno

Este jueves los millonarios gremialistas vuelven a atacar al pueblo argentino con un TERCER PARO GENERAL en tan solo un año y tres meses

El paro general convocado por la CGT, para este 10 de abril, no solo resulta inoportuno sino profundamente irresponsable. En un contexto económico crítico, tanto a nivel nacional como internacional, donde la Argentina necesita más que nunca del esfuerzo y compromiso de todos los sectores, algunos gremialistas ricos deciden paralizar el país, sin más fin que perjudicar a un Gobierno que no responde al manual del peronismo.

Bajo la bandera de “defender a los trabajadores”, los mismos dirigentes sindicales que brillaron por su silencio durante el último y desastroso Gobierno peronista de (2019-2023) —el peor de la historia reciente— hoy encabezan un tercer paro general en apenas un año y tres meses de la Administración de Javier Milei. ¿Dónde estaban cuando la inflación devoraba los sueldos sin misericordia? ¿Dónde estaban cuando la pobreza superó el 40% sin que nadie levantara la voz?

La CGT ha perdido toda credibilidad. Más que una central obrera, parece un brazo político desesperado por desgastar a un Gobierno que eligió el pueblo argentino en las urnas. Su obsesión no es mejorar las condiciones laborales, sino torpedear un proyecto de cambio que no controla.

Y lo más triste es que, si se pregunta a los ciudadanos sobre los motivos del paro, muchos no saben qué responder. Si se consulta a los propios organizadores, las respuestas son vagas, ambivalentes. Hablan de “falta de paritarias libres” como excusa, cuando lo cierto es que no hay una demanda concreta ni una agenda seria de trabajo detrás de esta medida.

Este paro no afecta al Gobierno, afecta a los ciudadanos. A los que tienen que ir a trabajar, a los que necesitan transportarse, a los que viven del esfuerzo diario. Los gremialistas millonarios no pierden nada. Sus hijos y nietos seguirán viviendo cómodamente, mientras el pueblo trabajador paga el costo de su mezquindad.

Pretender que a un Gobierno le vaya mal es pretender que al país entero le vaya mal. Si la Argentina fracasa, no solo fracasa Javier Milei: fracasamos todos. La dirigencia sindical debería estar a la altura del momento histórico, no anclada en una lógica extorsiva y golpista que ya demostró ser nociva para el desarrollo de la Nación.

Más temprano que tarde, estos impresentables deberán rendir cuentas. No por atacar a un Gobierno, sino por traicionar a los trabajadores que dicen representar.

TICHO para SIN CODIGO

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