La soledad impacta en el cuerpo y la mente. Por eso es importante salir rápidamente de ella para evitar problemas como la depresión y la ansiedad
El ser humano es un animal social que no puede vivir sin una compañía significativa. Sin embargo, muchas personas se sienten solas y este sentimiento (y sufrimiento) se acrecienta cada vez más en el mundo. Tanto es así que, recientemente, los funcionarios del condado de Silicon Valley, declararon a la soledad de sus ciudadanos como una emergencia de salud pública.
Prueba de esto son las declaraciones, de hace un año, del Cirujano General de Estados Unidos, doctor Vivek Murthy, donde alertó sobre la “soledad, el aislamiento y la falta de conexión”, incluso antes de la pandemia de COVID-19, que según los investigadores agravó los sentimientos de aislamiento para muchas personas.
“En el consultorio, ocho de cada diez personas me hablan de soledad. Dicen que la experimentan aún más por la noche, en especial quienes viven solos, y los que viven en familia, también la sufren junto a una sensación de rutina, o sea que la soledad está afectando gravemente a la sociedad”, comenta Cynthia Zaiatz, jefa del servicio de Salud Mental del Sanatorio Modelo de Caseros, (MN 60.105. MP 96.892).
Esta condición es el estado de angustia o incomodidad que resulta cuando una persona percibe una brecha entre los deseos de conexión social y las experiencias reales que tiene. Incluso quienes están rodeados por otras personas durante todo el día, o en pareja desde hace mucho tiempo, pueden experimentar también una soledad profunda.
“Que las personas vivan solas no quiere decir que se sientan solas, habría que distinguir porque la experiencia subjetiva es lo que constituye la experiencia de la soledad, no el estar solo en una casa. Hay personalidades a los que les resulta muy bien estar solas, por ejemplo, las esquizotípicas, que no tienen aspiración a reunirse con nadie”, explica Fernando García, doctor en Psicología y psicoterapeuta de la Fundación Aiglé.
“Es muy importante el lazo social como sostén, como acompañamiento en las vicisitudes de la vida y realmente hay una tendencia en la cultura actual al aislamiento con sobreinformación y con un aparente sobre contacto con múltiples vínculos pero con superficialidad. En el lazo social actual esto tiene consecuencias absolutamente empobrecedoras, donde el otro se transforma en un objeto de consumo”, dice el doctor Oscar A. Paulucci, psicoanalista y médico especialista en Psiquiatría, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
“El problema se agudizó por la pandemia debido a que la gente empezó a trabajar en su casa, se dejó de ver en forma presencial, y surgió el Zoom, el Meet y todo se resolvió de forma virtual”, cuenta la licenciada Zaiatz. “Si bien ya antes de la pandemia estábamos todo el día con el celular (lo que se conoce como nomofobia) creo que el uso se acrecentó y provocó que las personas se comuniquen en todas las situaciones por el móvil. Entonces se empezó a dejar de pasar el tiempo con amigos y familia, ‘Total, le mando un audio y ya sé cómo está’”, cuenta.
También los chicos sufren este sentimiento. “En la infancia las causas de que los chicos se replieguen y padezcan soledad, es la falta de compañeros, el bullying, acoso o un cambio de domicilio, porque mucha gente emigró, entonces tienen que hacer nuevos amigos en otros lugares”, cuenta Zaiatz.
Según un estudio de la Universidad de Nicosia, en Chipre, la falta de confianza, el poco tiempo disponible, la introversión y las diferencias culturales son algunos de los motivos que limitan hacerse más amigos. “Los estudios han demostrado que los círculos sociales de las personas comienzan a reducirse a los 30 años y aparentemente no hay vuelta atrás. Las prioridades cambian, los horarios se vuelven más estresantes y es más difícil crear las circunstancias que, según los expertos, son cruciales para fomentar nuevas amistades: proximidad, interacciones repetidas y un entorno que aliente a las personas a confiar unas en otras”, describió.
Cómo combatir la soledad
Para Zaiatz, es imprescindible no abandonar las actividades sociales: “Hay que seguir haciendo lo que hacíamos antes de la pandemia: jugar al fútbol; ir a comer; los chicos, reunirse en la casa de un amigo después del colegio; tanto padres como hijos deben interactuar personalmente, no por medio del celular”.
También recomendó hacer cualquier tipo de actividad en conjunto, “no solitaria, para poder generar grupos y hablar con un otro”.
La experta afirmó que para combatir la soledad, también hay que combatir la adicción al celular y a las redes: “Yo lo que trato de fomentar es el cara a cara, el dejar el celular cuando estamos con amigos o familia, no estar conectados todo el tiempo a las redes sociales. Veo a los chicos adolescentes muy pendientes del Instagram, el TikTok: ‘¿Viste lo que subió tal?’ ‘¿Viste lo que subió el otro’, todo pasa por la red social. Lo que tendríamos que hacer es estar un poco menos en las redes y más en el aquí y ahora”, indicó.
Con datos de Silvia Pardo, Infobae