Desde hacía un tiempo, recibía atención veterinaria permanente por sus dolores articulares, y tenía un recinto especial donde era entrenado para poder ser llevado a la reserva del Mato Grosso
“Esta mañana despertamos con una triste noticia: Tamy dejó este mundo donde tanto sufrió”, contó el lamentable desenlace del animal, de 55 años, la ong Proyecto Ele, a cargo del proyecto de traslado de los elefantes argentinos al santuario de Brasil. Tamy vivió 41 años en cautiverio y en la más completa soledad en el zoológico de Mendoza.
De origen asiático, había llegado a Mendoza en 1984 sin saber que ese lugar sería su prisión definitiva. Tenía apenas 14 años y venía de una vida de torturas temprana: había sido parte del Circo Hermanas Gasca, donde fue usado como entretenimiento y, al tiempo, fue abandonado en la ciudad mendocina luego de no poder cruzarlo a Chile por falta de permisos.
Como si fuera una carga incómoda, lo “donaron” al Zoológico de Mendoza. Pero ese gesto no cambió su destino: apenas dejó de ser número circense fue convertido en habitante de una jaula, condenado al encierro.
Murió en las últimas horas. Pasó una vida entera sin selva, sin sabana, sin manada. En los próximos días se le realizará una necropsia, cuyos resultados definitivos podrían tardar semanas. Mientras tanto, quienes lo acompañaron en los últimos años intentan sostener su memoria y su historia.
Con información de Fernanda Jara