El poder de la voluntad con el amor familiar, el combo perfecto para que nada sea inalcanzable
Mariana Jazmín Martínez nació el 27 de agosto de 1995, en Tucumán, con apenas 26 semanas de gestación. Los recién nacidos prematuros, basado en la edad gestacional, son prematuro extremo cuando tienen menos de 28 semanas. Mientras más prematuro sea un recién nacido, mayor será el riesgo de que un bebé tenga problemas médicos.
Cuando Mariana llegó a este mundo, su peso era de apenas un kilogramo. Tras permanecer un mes y medio en el Instituto de Maternidad Nuestra Señora de las Mercedes, de Tucumán, fue dada de alta y continuó exitosamente su recuperación en su hogar, pese a los duros pronósticos de las primeras horas de vida.
Sin Codigo habló con Mariana para que cuente, con sus palabras, su experiencia de vida. Cómo superó los diferentes escollos que se fueron presentando a lo largo de su vida. Ella tiene una discapacidad visual pero nunca fue un motivo o excusa para conseguir sus anhelos. Que esta historia de vida pueda servir para aquellos que piensan que alcanzar un objetivo es imposible.
La fuerza de voluntad es sinónimo de autocontrol, que incluye una serie de procesos psicológicos que median entre la planificación de un propósito, la conciencia del desafío que supondrá postergar la gratificación inmediata para satisfacer otra meta más a largo plazo.
“La labor de mi familia fue fundamental para acercarme al mundo que me rodeaba a través de experiencias directas y, de este modo, pude comenzar el Jardín Maternal, a mis tres años, y continuar la integración en el Instituto IMEP -Instituto Mixto de Enseñanza Privada- donde recibí la misma educación que una persona sin discapacidad convirtiéndome en abanderada de la primaria y la secundaria“, cuenta Mariana.
Pero los estudios no fue lo único que ocupó y/u ocupa la vida de Mariana. Los deportes, especialmente la natación, y otras actividades la apasionan. “Además del estudio, siempre fui incentivada a realizar actividades que me permitan crecer. Por ejemplo la equinoterapia, la radio, el arte y la natación. En este último caso representando a la provincia en los Juegos Nacionales Evita, donde obtuve numerosas medallas a lo largo de siete años consecutivos“, dice con orgullo.
Y llegó la adultez y la vida universitaria. “En 2014 ingresé a la carrera de Licenciatura en Nutrición de la UNSTA -Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino-. En 2018 me recibí siendo abanderada de la Facultad de Ciencias de la Salud y la primer nutricionista con discapacidad visual del país“.
“Desde ese momento realicé numerosas actividades educativas. Por ejemplo, las columnas de la revista CAPACITADOS o del programa PROPOSICIONES, que se emitió hasta el año 2022, en Radio Universidad“, añade.
En ese año, 2022, la vida vuelve a sorprender gratamente a Mariana. Se incorpora al SIPROSA -Sistema Provincial de Salud de Tucumán- para desempeñar la tarea en la cual se preparó y ama intensamente: la Nutrición. Actualmente trabaja en la Policlínica Pedro Solórzano -Tafí Viejo, Tucumán- y Mercedes Serrano -Lomas de Tafí, Tafí Viejo, Tucumán-. Allí atiende un consultorio, realizando educación alimentaria y, además, participa de actividades de promoción de la salud para la comunidad.
“Cada día y cada nueva etapa trae numerosos desafíos para resolver. Con el apoyo fundamental de la familia, aún en la vida adulta, y con la cooperación de los diferentes actores de la sociedad, me permiten desarrollar mi máximo potencial en los diferentes ámbitos de la vida”, cuenta.
Y para cerrar, Mariana deja una última reflexión: “Tener objetivos claros y no desviarme de ellos, la actividad física y el contacto con la naturaleza, el compartir en familia, mi pasatiempo de coleccionar muñecas y la Fe en Dios, son los motores que me impulsan a seguir adelante”.
N.R. Mariana tiene un apoyo incondicional: su mamá. Ana María Martínez, médico. Luchadora incansable, que jamás bajó los brazos ni se dio por vencida. Excelente profesional y mejor persona.