Tucumán es un feudo, lo quieran pintar como se les ocurra. ES UN FEUDO peronista
No vamos a hablar del año 83 para atrás. Sí desde ahí hasta hoy. Pasaron 41 años desde entonces. Tucumán estuvo gobernada, salvo 4 años, por el peronismo.
Durante 41 largos años, la provincia fue manejada como un feudo peronista, donde los señores feudales (los gobernantes) son los “dueños” de todo lo que se mueve en estas tierras; y lo pobladores son los serviles que deben pagar sus impuestos y estar agradecidos de las migajas que “los señores” les dan.
Durante cuatro décadas, los distintos gobernadores y sus séquitos, han armado un maraña de poder nombrando jueces, integrantes de los organismos de control, intendentes, concejales, legisladores, a “su gusto y paladar”.
En Tucumán, aunque la Constitución diga que existen Tres Poderes del Estado -Ejecutivo. Legislativo y Judicial-, en la práctica NO ES ASÍ. La realidad es que el gobernador de turno es el mandamás de la provincia, el SEÑOR FEUDAL.
En los países del primer mundo, en las grandes ciudades o capitales, hay un CUARTO PODER: el PERIODISMO. Pero, lamentablemente, en provincias como Tucumán ni ese PODER existe. Está abducido por el Señor Feudal.
El dinero, el DIOS DINERO. Todo se compra, y todos se venden. La gente por plata es capaz de vender a la madre. No existirían los corruptos si no existiesen los corruptibles. En la provincia, políticos oficialistas y opositores, empresarios y demás, todos calladitos ante el mandamás.
La corrupción en Tucumán apesta. “Si conocés algún acto corrupto denunciá”, te dicen. Pero ¿Cómo se puede denunciar si nadie se anima a dar la cara, si todos tienen miedo de dar las pruebas?. Y en el hipotético caso que se presentasen pruebas a la Justicia, ya se sabe las consecuencias para el denunciante y su familia por haberse atrevido a enfrentar al PODER. Pueblo chico, infierno grande, dicen.
Hay corrupción en los “tres poderes”, hay corrupción en los organismos públicos, hay corrupción en todos los ministerios del Ejecutivo.
Hay negocios con la droga a nivel político. Hay negocios con el fútbol y las barras. Hay negocios en la Legislatura y en la Justicia. Hay negocios con la venta de alimentos del Estado. Hay negocios en Seguridad y hasta en Salud. ¿Y las pruebas?. Todo el mundo lo sabe, pero nadie se anima a poner la cara.
El que nada debe, nada teme. El único con el culo limpio para enfrentar la mugre es el ciudadano común. El que no tiene nada que perder -en cuanto a poder-. El único que le puede dar voz es el periodismo, aquel que no sea corruptible.
Hay una nueva era a nivel nacional, hay nuevos vientos. No estamos solos -los incorruptibles-. Los ciudadanos van perdiendo el miedo y, cuando eso sucede, hacen caer hasta el más malvado de los dictadores. Y por qué no, al SEÑOR FEUDAL.
TICHO, SIN CODIGO