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En cualquier país serio del mundo, todo ser que cobra un sueldo, en blanco, paga el equivalente a nuestro Impuesto a las Ganancias

La Cancillería argentina vive horas de tensión entre los diplomáticos y las autoridades del Gobierno nacional, entre los que se incluye a la ministra Diana Mondino, por los cambios en Ganancias que incluye al adicional que los funcionarios de carrera cobran por trabajar en el exterior.

“Lamentablemente, si un país tuviera que tener un único impuesto, ese debiera ser el de las ganancias”, aseguró Mondino para defender la reglamentación, al tiempo que admitió: “Es un impuesto antipático”.

La Canciller admite que no es una tributación “simpática”, aseguró que en algunos casos el impuesto se “superpone entre el sueldo local y en el exterior”. Esto es rechazado por los diplomáticos, quienes en su gran mayoría ya pagan ganancias por la parte del llamado “sueldo local”, lo que les corresponde en la Argentina por el rango que ocupen.

La Asociación Profesional del Servicio Exterior de la Nación (APSEN), que representa a más del 80% de los diplomáticos, ya confirmó que se presentarán acciones legales ante la Justicia. Además, algunos funcionarios en el exterior evalúan pedir su regreso a la Argentina.

El principal enojo del cuerpo profesional de Cancillería reside en que todos los diplomáticos, a excepción de los embajadores, al trabajar en el exterior, ya de por sí se tienen que hacer cargo de los costos de vivienda, servicios, salud, escolaridad de sus hijos, entre otros.

Al aplicar la nueva normativa de Ganancias, los cálculos promedios arrojan que los diplomáticos que trabajen en el exterior perderán hasta un 25% de su sueldo, al tiempo que advierten que dificultaría vivir en plazas de alto costo de vida como Nueva York o las principales ciudades europeas.

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