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Tener “lomo” no debería ser la única condición para cuidar la puerta de un boliche

Los famosos patovicas, que suelen estar en la puerta de los boliches, suelen ser protagonistas de peleas que no terminan bien. Su función, más allá de “hacer de seguridad”, debería ser de evitar peleas o situaciones que pongan en peligro la seguridad del lugar. Deberían persuadir y no pegar. Detener hasta que se haga presente la policía, y no trenzarse en feroces peleas con los clientes. Deberían tener un entrenamiento para actuar en situaciones violentas.

Patovicas que trabajan en el boliche Tom Jones, de Necochea, están acusados de golpear a un hombre y a su hijo. El ataque, ocurrido este último fin de semana, quedó registrado por cámaras de seguridad y también filmado por los teléfonos celulares de testigos.

Hugo, de 54 años y una de las víctimas, contó que “se armó un problema entre los patovicas y los chicos. Con mi hijo estábamos atrás cuando se armó. No sé que pasó adelante”. Dijo que había ido a bailar con sus hijos cuando vio que le pegaban a uno de sus hijos y decidió intervenir. “Fui a separar, no quise agredir a nadie. Esta gente me pegó tremenda trompada, me noquearon, intenté pararme y el que me quiso rematar fue a matarme, sinceramente. Si me pegaba bien, me mataba, me desnucaba, más por la forma que yo estaba, arrodillado”. Hugo tiene los ojos hinchados y golpes en la cabeza de la paliza que recibió tras quedar tendido sobre la calle.

Ante la agresión, la Municipalidad clausuró el local bailable. La Policía arrestó a los tres patovicas por el delito de lesiones agravadas por el concurso premeditado de dos o más personas. Los detenidos tienen 47, 30 y 33 años. Desde Tom Jones expresaron el repudio a las situaciones de violencia originadas en la puerta del establecimiento. “Efectuadas las averiguaciones acerca de los acontecido, identificamos al personal de seguridad que ya ha sido apartado de sus funciones y puestos a disposición de las autoridades para prestar declaración y han sido desvinculados los responsables”.

Tratar con personas alcoholizadas o eufóricas no es para cualquiera.

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