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Los “caciques” de cada provincia se niegan a perder el flujo discrecional de plata del Estado

Hay un cambio de era, un cambio cultural que comenzó a gestarse. No es fácil lograr algo distinto a lo que se viene haciendo hace décadas. Son estructuras solidificadas, firmemente arraigadas en la sociedad toda (políticos, gremialistas, empresarios) pero, gran parte de esa sociedad votó por dejar el pasado y construir algo totalmente diferente. Es por eso que muchos ciudadanos, a pesar de estar pasándola mal, decidieron bancar ese cambio.

Los que sí se resisten al cambio son justamente los políticos, gremialistas y empresarios que vivieron toda la vida del Estado y así nos fue: dirigentes ricos con pueblo pobre.

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Muchos gobernadores ganaron apostando a lo mismo de siempre y, muchos otros, ganaron con un discurso de cambio. El Presidente Javier Milei ganó proponiendo un cambio profundo y de raíz. Así lo está haciendo desde el primer día. Comenzó con un brutal ajuste a nivel nacional y pretende que cada “Jefe” provincial haga lo suyo. Se suponía que los peronistas K se iban a resistir y así sucedió. Lo que no se esperaba es que los comprometidos con el cambio se revelen. Desde el primer día comenzaron a quejarse. Empezaron a manifestarse los síntomas de la abstinencia: hacer populismo con plata del Estado, que lo hicieron hasta con Macri. Pero no se imaginaban chocar con “el loco” Milei y sus férreas convicciones de cambiar la decadente Argentina por un país mejor, cueste lo que cueste.

Los amagues de la rebelión de los gobernadores se blanquearon con el berrinche/amenaza de uno afín, del PRO, el chubutense Ignacio Torres. El Gobierno nacional le descontó, por Ley, una deuda de Chubut a Nación, de su coparticipación. Fue suficiente para que el gobernador más joven del país asuma una actitud populista ante los suyos y amenazante (de no proveer petróleo y gas) al país. Muchos especulan que fue fogoneado por otros gobernadores para exponerlo y “ver que pasa”. Milei, lejos de “achicarse” redobló la apuesta (fiel a su estilo) y no desiste de su decisión de cobrarle la deuda.

Todo esto fogoneó reuniones de Kicillof y todos los K de Buenos Aires (que no desaprovecharon la oportunidad servida en bandeja) en contra de Milei; reunión de los gobernadores patagónicos haciendo causa común con Torres; y la protesta de todos los gobernadores del país, excepto el tucumano Osvaldo Jaldo, peronista que parece que sí la ve.

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Está visto que la “casta” no está dispuesta al cambio. Al Presidente le queda el aguante de la gente para lograr lo que prometió. Es una oportunidad de cambio. Hay que pasar estos meses duros. Una Argentina mejor puede venir. Todo cambio es doloroso. ¿Será capaz, el país, de bancarse la transición?. Si esto fracasa, ¿después qué?.

TICHO para Sin Código Tucumán

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