Según la astrología, hay signos que se destacan por su intensidad emocional, su necesidad de atención constante y su forma de vincularse con mucha entrega
Algunos vínculos requieren más energía que otros, y muchas veces eso tiene que ver con la personalidad de quien tenemos enfrente. En el mundo de la astrología, hay signos que tienden a involucrarse con más intensidad, pedir atención constante y vivir las relaciones con una emocionalidad que no pasa desapercibida, lo que los vuelve demandantes hacia el resto.
Esa forma de ser, que puede resultar agobiante para algunos y apasionante para otros, suele estar marcada por el signo del zodíaco. Así, el horóscopo identifica cuáles son los más absorbentes, aquellos que necesitan presencia, respuestas y cercanía todo el tiempo, ya sea en el amor, la amistad o la familia.
Cáncer
Regido por la Luna, Cáncer es uno de los signos más emocionales y sensibles del zodíaco. Su mundo interno es muy profundo y cambiante, y eso lo lleva a necesitar constantes muestras de afecto, contención y cercanía. Suele construir vínculos fuertes, pero también puede volverse muy dependiente si no se siente seguro. Cuando se entrega, espera lo mismo del otro: que esté, que escuche, que acompañe. Si siente distancia o frialdad, puede volverse inseguro, reclamo tras reclamo. No es que quiera agobiar: necesita saber que lo quieren de verdad.
Leo
Quiere brillar, pero también ser valorado por quienes tiene cerca. Su lado demandante no siempre se nota de entrada, porque es generoso y suele dar mucho. Pero en el fondo espera admiración, atención constante y una dosis alta de afecto. Si no la recibe, puede volverse dramático o buscar esa validación con gestos grandilocuentes. Le cuesta pasar desapercibido, y en sus vínculos necesita sentirse único, especial e irremplazable. No tolera bien el olvido, la indiferencia ni las medias tintas.
Escorpio
No se entrega fácil, pero cuando lo hace es total. Vive sus relaciones con intensidad emocional, y por eso necesita sentir control, sinceridad absoluta y lealtad sin grietas. Puede volverse demandante si percibe secretos o frialdad. Le gusta ir al fondo de las cosas, saber qué siente el otro, cómo está, si algo cambió. No soporta la indiferencia emocional y a veces puede exigir más de lo que el otro está dispuesto a dar. Su presencia es magnética, pero también absorbente: pide todo o nada.