El actor y la profesora de educación física celebraron su casamiento a lo grande en Mar del Plata
Matías y martina celebraron su boda en Mar del Plata, entre el jueves y el viernes, y los ecos se siguen escuchando hasta bien entrado el sábado. El actor y la profesora de educación física cumplieron con los pasos típicos de este ritual. Primero el civil en una ceremonia sencilla, luego la Iglesia ya con otro despliegue y por último una gran fiesta con música en vivo, animaciones y el baile a pura alegría de los invitados.
La ceremonia religiosa tuvo lugar en la Parroquia San Pablo y San Juan Bosco, entre familiares, amigos y algunos pocos famosos como el diseñador Benito Fernández, quien se encargó de que la novia luciera siempre perfecta. De allí partieron en un descapotable al emblemático Hotel Costa Galana, donde los invitados esperaban para acompañarlos en la noche más feliz de sus vidas.
Ya adentro del salón, los recién casados bailaron el vals bajo un cielo de guirnaldas. Pero es sabido que el evento no iba a transitar el camino de las formalidades. Así, por ejemplo, se vio a Martina en modo Bella bailando con La Bestia, un guiño a sus looks del civil que se habían viralizado en la previa y se convirtieron en memes.
Roberto Peña hizo gala de sus imitaciones y jugó a ser Silvio Soldán en Domingos para la Juventud, con el inolvidable saltito del cofre de la felicidad incluido. También hubo lugar para la cumbia con dos estilos bien diferentes. Por un lado, el estilo noventoso de grupos como Volcán y Tambó Tambó. Por el otro, Agapornis y su sonido más moderno de cumbia pop bailable. Pero acá no hubo ninguna grieta posible, y tanto los invitados como los dueños de la fiesta se dejaron llevar por los sonidos.
La sorpresa llegó con una banda tributo a Pappo, cuya participación tenía un justificativo especial. Durante su show, Matías y Martina subieron a cantar “Juntos a la par”, el himno de su relación, cuyo lema había sobrevolado esa tarde el cielo marplatense flameando en la cola de una avioneta.
Más allá de lo solemne, también hubo lugar para momentos distendidos. Así, las imágenes mostraron a los recién casados golpeando con furia la torta de tres pisos con las iniciales M y M en la base o bailando desprejuiciados, con looks livianos y lejos de las formalidades del traje y el vestido largo. También hubo carnaval carioca con gorros de todos los colores y un atinado souvenir de ojotas para relajar los pies castigados por los tacos o zapatos ajustados.
“Ya no hay marcha atrás” había dicho Alé horas antes, a la salida de la parroquia, en un guiño al picaflor empedernido que empezaba a dejar atrás. Desde aquel flechazo hace casi dos años en la misma ciudad y el anuncio de casamiento a la vista de todos en los Martín Fierro Federal, todo pasó a un ritmo vertiginoso. Como esta fiesta inolvidable, que ya guardan en su corazón entre emociones y sonrisas, y que los va a acompañar durante toda la vida.

 
									 
			 
			 
			