Milena Salas, una joven de Acheral que se desempeña como chef y emprendedora, atraviesa desde hace meses una situación angustiante: recibe de manera sistemática mensajes intimidatorios, acoso virtual y hasta amenazas de muerte por parte de un desconocido.
El hostigamiento comenzó en enero, cuando le llegó un mensaje acompañado por una foto de ella junto a su madre —fallecida tiempo atrás— y una escopeta. En el texto, el agresor le exigía mantener relaciones sexuales o, de lo contrario, mataría a su mamá. Aunque en un primer momento pensó que era una broma macabra, la pesadilla se fue intensificando: videollamadas en la madrugada, audios con contenido sexual, imágenes obscenas y números de teléfono siempre distintos, en su mayoría con característica de Chilecito (La Rioja).
La situación no solo afecta su vida personal, sino también la laboral, ya que Milena utiliza su número para atender a clientes de su servicio gastronómico y no puede cambiarlo con facilidad. Incluso descubrió que el acosador usaba su propia foto de perfil para engañar y hostigar a otras personas, haciéndola parecer culpable. Al compartir su caso en redes, se enteró de que no estaba sola: otras mujeres de Concepción, Aguilares, Monteros e incluso Famaillá denunciaron haber recibido mensajes similares.
Ante la falta de respuestas concretas, decidió visibilizar públicamente el calvario que atraviesa:
“La justicia espera que maten a alguien para actuar. Necesito apoyo y que esto se sepa, porque muchas chicas lo están viviendo en silencio”, advirtió.
El desgaste emocional es profundo: Milena confiesa sentir miedo permanente, desconfianza hacia los demás y un freno en su desarrollo laboral. “No puedo cerrar las redes porque trabajo con eso, pero vivo aterrada. Esto no es vida”, lamentó.
Además, llamó a extremar cuidados en redes sociales: restringir la exposición de datos, separar líneas telefónicas personales de las laborales y evitar compartir información sensible en flyers o publicaciones.
