Jaque a la DAMA de San Miguel de Tucumán: las internas de los oficialismos

A nivel nacional, La Libertad Avanza enfrenta una interna importante. En Tucumán, pasa lo mismo con el peronismo. Nada nuevo en los oficialismo gobernantes

Por SIN CODIGO

Rossana Chahla recuperó la capital tucumana -en 2023- para el peronismo después de veinte años, pero hoy parece ser el blanco de algunos compañeros.

El peronismo tucumano ganó las elecciones legislativas del 26 de octubre. El Frente Tucumán Primero esperaba arrasar, quedarse con tres de las cuatro bancas en juego y reafirmar el control territorial. Pero terminó empatado 2 a 2 con La Libertad Avanza. El segundo puesto libertario -y su irrupción en las ciudades más populosas y mayor poder adquisitivo- dejó expuestos los límites del viejo aparato.

En el oficialismo local, hubo pases de factura, y ahí apareció ella: Rossana Chahla, la intendente de San Miguel de Tucumán, médica, gestora, outsider del peronismo y, para muchos, quizás, la gran amenaza interna de cara a 2027.

La mujer que rompió el molde

En pocos años, Chahla pasó de directora de un hospital a diputada nacional, ministra de Salud y ganar la capital -territorio hostil para el PJ- y lo hizo con el empuje del aparato, pero también con encuentros cercanos con los vecinos. La “médica que escucha” se volvió la primera intendente mujer en la historia de la capital tucumana. Para los viejos jefes territoriales, fue una rareza. Para muchos tucumanos, quizás, una bocanada de aire fresco.

Pero lo que primero fue motivo de orgullo, ahora parece un estorbo. Porque Chahla no responde a nadie -aunque lo disimula-, y eso, en el peronismo de manual, es una falta grave.

La culpa de ganar distinto

El resultado de octubre encendió las alarmas: el PJ perdió la capital, Yerba Buena y casi pierde Tafí Viejo. En cambio, arrasó en el interior profundo, donde el voto aún se construye a fuerza de empleo público, subsidio y dependencia. Esa grieta, entre las ciudades más autónomas y los pueblos que sobreviven, marca una nueva frontera política en Tucumán.

Chahla, que representa el voto urbano, profesional, no clientelar, pasó de ser “la esperanza” a “la traidora”. Le reprochan no haber puesto la cara, no militar, no “hacer (vieja) política”. En realidad, lo que parece molestar es que haya hecho política distinto.

El fenómeno TikTok

Mientras la mayoría de la dirigencia se siguen sacando fotos en actos con bombos, Chahla graba TikToks mostrando el trabajo diario, a su manera. La tildan de frívola.

Pero, la verdad, es que la siguen más jóvenes tucumanos de los que los caciques quisieran.

Es curioso: el mismo país que eligió a un Presidente que se hizo famoso a los gritos en diferentes programas de televisión, y que su principal “arma” son las redes sociales, hoy condenan a una intendente porque comunica su gestión en TikTok. Probablemente, lo que molesta no es el contenido: es la audiencia.

Los mismos que no entienden por qué los jóvenes votan a Milei tampoco entienden por qué una intendente, del peronismo, gana likes hablando de gestión.

El miedo detrás de las “operaciones”

No es odio, es ¿miedo? ¿Será miedo al carisma? ¿A la llegada a la gente “a su manera”? ¿Miedo a que pueda construir una candidatura provincial sin deberle favores a nadie?

Muchos dirigentes, con años de trayectoria, sospechan que en el 2027 si Chahla se anima a volver a jugar electoralmente, puede hacerlo con más respaldo social que muchos nombres del peronismo tradicional. ¿Será por eso las operaciones en su contra, subestimarla, desgastarla?

Hoy, la gente vota ideas, personas, no partidos. Las ideas se transmiten de diferente manera. En estos tiempos, las redes sociales son LA FORMA de comunicar, de expresar. Esa forma “antigua” de hacer política con actos masivos, hablando a las personas como pastor evangélico, cada vez va menos.

Cualquier partido, peronista, radical, socialista, o el que fuere, si no entiende que el poder real ya no se construye con bolsones sino con empatía, gestión y credibilidad; si siguen creyendo que el voto se “compra”, cuando hoy se conquista con conexión; que con el aparato ya no alcanza; si no asumen la nueva realidad, se quedarán afuera.

En Tucumán, el jaque está en marcha. Pero esta vez no es contra la DAMA: es contra el propio tablero.


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