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Si realmente quiere relanzar su Gobierno y construir un Tucumán moderno y pujante, debería cambiarlos a todos los ministros

Jaldo tiene la oportunidad de ser distinto, aunque el tiempo pasa y va perdiendo credibilidad. Que no termine como Alberto Fernández.

Cuando Alberto Fernández asumió como Presidente de la Nación, a pesar de haber llegado por el dedo de la “Jefa” -Cristina Kirchner-, un sector del peronismo anti K y muchos ciudadanos no peronistas, tenían la esperanza que se convierta en un nuevo líder, se diferencie definitivamente de Cristina y pudiera sacar al país adelante. Los meses fueron pasando y Alberto nunca se animó a dar el paso -al principio de su mandato tenía un gran apoyo-, se fue desdibujando y perdiendo poder. Y todo terminó muy mal.

Con Osvaldo Jaldo, quizás, pasa algo parecido. A pesar de ser un peronista de años y haber pasado por diferentes gobiernos, su gestión ha creado ciertas esperanzas de que sea alguien diferente, que pueda emanciparse de las ideas anacrónicas y vicios de su partido. Su acercamiento a Javier Milei ha despertado en los no peronistas cierto interés. Sin embargo, el gobernador da un paso para adelante y otro para atrás. En general, dice lo que la mayoría quiere escuchar pero hace poco.

En la política -en la vida misma-, y más en la actualidad argentina, no hay lugar para los tibios. No se puede quedar bien con Dios y con el Diablo. En realidad se puede pero, hoy, el electorado no lo acepta. La gente espera, de sus autoridades, coraje. Que tomen una decisión y vayan hasta el final.

Tucumán es una gran provincia, no tanto por su infraestructura y modernización, sino por su ubicación geográfica estratégica y cantidad de habitantes. Los últimos 40 años, los gobernantes (peronistas) -que dejaron mucho que desear- han hecho de la provincia un pueblo atrasado. Es hora que se piense a esta tierra como una gran ciudad y se planifique y trabaje para lograrlo. Existen distritos que han avanzado, fortificados sus instituciones y a los cuales se deberían tomar como ejemplos: Córdoba y Mendoza.

Para ello, es necesario rodearse de los mejores para cada área. No es suficiente “poner” a personas porque son sus amigos, le interesa electoralmente, o por compromiso político. Por otro lado, si una persona no cumple con las expectativas, se lo echa. Sin vueltas. Y que venga otro. Fuera de la función pública seguirán tomando café.

Para que Tucumán avance como una gran ciudad se necesitan cambios profundos, serios, planificados. De nada valen las lavadas de cara, el circo para la tribuna, porque la gente sabe cuando las cosas van bien o van mal y ya no perdona. Basta de pensar a la provincia como un PUEBLO, como un FEUDO.

Salvo Economía y Seguridad, el resto de los ministerios son “VENDE HUMO”. Seguramente que el gobernador lo sabe pero le puede más el corazoncito por sus funcionarios que el bienestar de la población.

TICHO para SIN CODIGO

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