A pesar de los índices de inflación a la baja, la ciudadanía no tiene esa sensación. Aquí te explica por qué pasa eso
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dio a conocer este jueves el índice de inflación correspondiente a enero de 2025, que se ubicó en 2,2%, la cifra más baja en cinco años. Sin embargo, el economista Fausto Spotorno, analizó los factores detrás de este número y explicó por qué, a pesar de la desaceleración, la sensación en los hogares sigue siendo de presión económica.
El economista destacó que, en este momento, son los servicios los que están impulsando la inflación, y no tanto los bienes. “Los precios que habían quedado atrasados son los que están subiendo más rápido”, explicó.
Esto se debe a un fenómeno conocido como “reacomodamiento de precios relativos”. Durante años, muchas tarifas y precios de servicios estuvieron congelados, lo que generó un desfase. Ahora, esos precios se están ajustando, lo que explica por qué sectores como la electricidad, el gas y otros servicios públicos están aumentando más que otros rubros.
Spotorno señaló que hay dos fuerzas en juego. Por un lado, el efecto monetario: “El exceso de dinero que se está corrigiendo y que va haciendo bajar la inflación“. Por otro, el reacomodamiento de los precios relativos. “Si hoy nos ponen un gráfico y decimos cuáles son los precios que más subieron entre 2019 y 2023, van a ver que son los que ahora menos están subiendo”, explicó. Este doble efecto hace que la inflación baje, pero también que algunos sectores sigan sintiendo presión.
Utilizó una analogía para explicar por qué este último tramo de la desinflación es más difícil. “Son como los dos o tres kilos finales de una dieta, que son los que más cuesta bajar“, dijo. “No solo tenés que comer bien, sino que tenés que hacer ejercicio, y eso te cuesta un poco más”. En este caso, el “ejercicio” es el ajuste de precios relativos, que sigue generando tensiones en la economía.
Uno de los puntos clave que destacó el economista es que una inflación más baja no significa que los precios bajen. “La inflación baja no significa que los precios bajen, claro, menos rápido”, aclaró. Esto explica por qué muchos hogares siguen sintiendo que los precios están altos, incluso cuando la inflación se desacelera. “Podemos seguir sintiendo que algunos precios decían, si esto valía menos, esto vale más”, agregó.
Con respecto al impacto de la inflación en los salarios, Spotorno dijo: “Los salarios en general se están acomodando por arriba de la inflación, pero te llega un poquito tarde”, explicó. Esto significa que, aunque los salarios están creciendo, el ajuste no es inmediato y los hogares siguen sintiendo el impacto de los precios altos. Además, destacó que los trabajadores independientes o informales tienen más dificultades para ajustar sus ingresos, lo que agrava la situación en esos sectores.
El economista subrayó que el cambio en los precios relativos obliga a las familias a reordenar sus gastos. “Cuando cambian los precios relativos, también se tienen que reordenar los gastos de las familias”, dijo. Por ejemplo, si antes se destinaba un tercio del salario al supermercado y un décimo a los servicios públicos, ahora ese décimo puede convertirse en un 20%. “Entonces tenés que ir a hacer algún ajuste en el supermercado, porque eso ya no lo podés gastar tanto”, explicó. Este reordenamiento es un proceso que, según Spotorno, eventualmente se estabilizará, pero mientras tanto genera tensiones en los hogares.