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Es hora de planificar obras de infraestructura que eviten las reiteradas inundaciones o anegamientos que suceden cada vez que llueve “normalmente”

En una provincia abandonada por décadas, donde falta todo, como calles asfaltadas, veredas, caminos, rutas, cloacas, iluminación, etcétera, pedir obras para evitar inundaciones parece algo utópico. Sin embargo, es a lo que hay que aspirar como ciudadanos y exigir a las autoridades de turno.

Cada verano es la misma historia: llueve como habitualmente sucede y las calles de la capital tucumana parecen ríos. ¿El interior de la provincia?, inundaciones. ¿Las pérdidas que se producen en cada inundación no sale más caro que hacer obras para prevenirlas?. Las autoridades no parecen verlo.

Estos días hubo lluvias de poco tiempo y mediana intensidad, sin embargo, la capital tucumana se tornó intransitable. Ni hablar de las “veredas”, los transeúntes deben usar botas de goma “bucaneras” para no mojarse.

El Gobierno provincial debería juntarse con los ejecutivos municipales y planificar, seriamente, obras de infraestructura para evitar de una vez, y por mucho tiempo, las tan temidas INUNDACIONES. Ahora que hay un Gobierno nacional con aperturas, salgan y pidan -los gobernantes locales- créditos internaciones para encarar obras reales y necesarias. Se acabó la época del “plan maquillaje”, ahora son necesarios trabajos de infraestructura de envergadura que solucionen los problemas crónicos de la provincia.

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