A un lustro de su partida, el espíritu del genio se mantiene vivo en cada rincón del planeta
El calendario marca el 25 de noviembre y el corazón del fútbol argentino se retuerce y detiene en un silencio atronador. Se cumplen cinco años de aquel mediodía de 2020 en que el fútbol se paralizó para asimilar lo impensado: la muerte de Diego Armando Maradona. Su ausencia en este plano es física, pero su espíritu permanece intacto, convertido en una leyenda que, como era habitual en su día a día, desafía la finitud del tiempo.
A un lustro de su partida, el ejercicio ya no requiere la biografía detallada. Su carrera es un evangelio que se enseña de generación en generación. En medio del sentimiento de tristeza entrelazándose con la grandeza de su figura imborrable, el ejercicio es otro: evocar la emoción pura que generaba.

El legado de Maradona no reside en el dolor de su final, sino en la perpetuidad de su mística. La memoria del Diez fue honrada en cada rincón del planeta, pero las mayores ofrendas vinieron desde la cancha que más amó: la Selección Argentina. Su amor eterno le entregó al pueblo la felicidad que él tanto persiguió, con la obtención de dos Copas América y la gloria máxima en el Mundial de Qatar 2022.
Tampoco queda en el olvido que la devoción por Diego alcanzó una dimensión aún más alta en Nápoles, la ciudad que lo convirtió en rey. Allí, el estadio San Paolo fue rebautizado en su honor, y cada rincón rinde tributo al hombre que les devolvió el orgullo frente al resto de Italia. Los triunfos del club, con los dos Scudettos que supo alzar en 2023 y la pasada temporada, son un festejo directo a su memoria desde dentro de la cancha.

De todas formas, pese a ser honrado y recordado en todos los rincones del planeta, el nombre de Diego Armando Maradona por momentos está lejos de encontrar paz en la esfera terrenal. Su fallecimiento desató una compleja causa judicial que, cinco años después, sigue sin cerrarse. El juicio oral por la muerte, que investiga a siete profesionales de la salud por homicidio simple con dolo eventual, se ha visto envuelto en un clima de alta tensión y escándalos procesales.
La causa debió enfrentar recientemente la destitución de la jueza Julieta Makintach luego de que se probara su participación en la filmación de un documental sobre la propia causa judicial. Este escándalo provocó la anulación del primer juicio oral que había comenzado en marzo de este año, obligando a reasignar el caso a un nuevo tribunal. Los nuevos magistrados convocaron a todas las partes a una audiencia preliminar el próximo 2 de diciembre. La intención es acelerar la admisión de pruebas y la lista de testigos para que el juicio oral pueda retomar su curso, con una fecha tentativa de inicio pautada para el 17 de marzo del próximo año.
El héroe que trasciende cualquier contexto
No obstante, hoy, mientras la causa judicial avanza con lentitud y dolor, el pueblo prefiere evocar al mito. La imagen de Diego no necesita de resoluciones judiciales para vivir en el imaginario colectivo. Al recordarlo, es necesario celebrar al Diego eterno: al genio de Villa Fiorito que con el potrero como escuela se convirtió en un héroe popular, un símbolo de rebeldía y autenticidad, cuyas imperfecciones solo realzaron su humanidad. Su vida fue una obra de arte y controversia, donde cada gambeta se vivieron con la intensidad más pura.

A cinco años, la figura de Diego Armando Maradona sigue uniendo a los argentinos a través de la mística del fútbol y más allá de sus límites. El legado no reside solo en los goles que pueden verse en cada red social, sino en la capacidad que tuvo para unir a todo un país, asegurando que su recuerdo, vivo en cada mural, más que un recordatorio, sea una bandera -y hasta cultura- que sigue flameando alto.
