Es un día ya arraigado en Argentina donde es motivo para juntarse y celebrar la fraternidad
Cada 20 de julio es una festividad más en Argentina. Bares y restaurantes llenos, con reservas que ya se están haciendo. Un día donde no solo se juntan amigos (con todo lo que significa esa palabra) sino compañeros de trabajo y hasta vecinos del barrio. Una sana celebración que llama al encuentro para pasar un buen momento.
El origen de este festejo tuvo su origen en nuestro país a partir de una iniciativa civil que tomó la fecha cuando el hombre piso la tierra, el 20 de julio de 1969.
El odontólogo Enrique Febbraro, vecino de Lomas de Zamora (además era profesor de psicología, filosofía e historia) se hallaba en su casa del conurbano cuando observó e n la televisión a Neil Armstrong caminar sobre la luna, Febbraro se sintió conmovido por el suceso y, esa misma noche, comenzó a escribir una carta en la que postuló que la llegada del Apolo XI a la luna se sintió como “un gesto de amistad de la humanidad hacia el universo”. Pidió al mundo que la fecha se transformara en el Día del Amigo, escribió: “Un pueblo de amigos es una nación imbatible”.
La carta tuvo mil copias y se tradujo a siete idiomas. Los sobres fueron enviados a referentes globales. De esa manera no solo Argentina optó por festejar el Día del Amigo, se sumaron Uruguay, Brasil, España y Chile.
Pese a lo que hizo este argentino por instalar esta celebración, la fecha global establecida por la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) en 2011 es el 30 de julio, Dïa Internacional de la Amistad.
Esa es la historia de por qué y dónde se celebra el Día del Amigo. Lo importante es que sea una linda ocasión para relajarse y compartir con seres queridos, compañeros de vida y por que no, compañeros de trabajo con los que nos llevamos mas o menos.