El neozelandés se había convertido en un activista que buscaba mejorar los protocolos para cuidar a los jugadores. Se había retirado del rugby en 2018 por los problemas de salud
El ex jugador neozelandés de rugby Shane Christie, de 39 años, fue encontrado sin vida en su domicilio de Nelson, según confirmaron autoridades locales. Christie había dedicado los últimos años de su vida a promover la investigación sobre los efectos de la conmoción cerebral y su posible vínculo con trastornos cerebrales degenerativos, tras experimentar en carne propia los síntomas severos derivados de los golpes sufridos durante su carrera profesional.
La policía indicó que, por el momento, la causa de la muerte está bajo investigación y será remitida al forense, mientras que medios locales como New Zealand Herald advirtieron que el suceso será investigado como “presunto suicidio”.

A lo largo de su carrera, Christie defendió los colores de los Highlanders en el Super Rugby, los Māori All Blacks –selección secundaria de Nueva Zelanda– y distintas franquicias del rugby de ese país. Tras su retiro en 2018, reportó haber atravesado episodios frecuentes de dolor de cabeza, déficit de memoria y estados de fatiga atribuibles a lesiones cerebrales.
Como él mismo confirmó en diversas entrevistas, Christie sospechaba estar afectado por encefalopatía traumática crónica (ETC), una patología neurodegenerativa asociada a traumas craneales repetidos y ampliamente documentada en el fútbol americano estadounidense. La ETC solo puede diagnosticarse de manera póstuma, motivo por el cual había manifestado su intención de donar su cerebro a la ciencia para avanzar en la investigación de este tipo de cuadros.