Luego de años de protestas, especialmente tras el asesinato de Mahsa Amini por parte de la “policía de la moral”, el régimen flexibilizó una ley que trajo arrestos y hasta muertes de las mujeres
Tras mucho tiempo de resistencia y protestas, Irán tomó una decisión de suspender la obligatoriedad del uso del hiyab, el velo islámico, en espacios públicos para las mujeres, una noticia que generó repercusión a nivel global.
La noticia fue dada a conocer el 1° de junio por el presidente del Parlamento iraní, Mohamed Bagher Ghalibaf, y fue recibida como un hecho histórico, aunque con cierta prudencia.
Desde la revolución islámica de 1979, las mujeres iraníes estaban legalmente obligadas a taparse la cabeza. El cumplimiento de esta norma era supervisado por la llamada “policía de la moral”, cuya actuación fue duramente cuestionada por organismos defensores de los derechos humanos.
En los últimos años, las protestas se multiplicaron, especialmente tras la muerte de Mahsa Amini en 2022, un caso que reavivó con fuerza el pedido por mayores libertades individuales para las mujeres.
El anuncio no solo sorprendió por su contenido, sino también por la manera en que se hizo visible. En la televisión francesa, la activista Henda Ayari apareció sin el velo como un gesto representativo de esta nueva etapa que se abre en Irán.
“Quería que este gesto, este grito de liberación, fuera visto por millones de personas en Francia pero también en todo el mundo, para dar fuerza, coraje y esperanza a las mujeres. Para hacerles saber que no están solas. Tienen derecho a vivir libres, con la cara revelada, orgullosas, de pie”, declaró.
El cambio anunciado implica que ya no se aplicarán las violentas sanciones a quienes decidan no llevar el hiyab en espacios públicos. No obstante, la normativa no fue oficialmente anulada, lo que deja abierta la posibilidad de que su aplicación pueda retomarse en algún momento.