Este jueves termina una larga campaña electoral donde el oficialismo ha usado todos los recursos del Estado para llegar a la instancia final
Ha sido un año largo, cansador y hartante para el ciudadano. Un año de elecciones a lo largo y ancho del país, en diferentes momentos. Sería bueno que el próximo gobierno revea la forma de votar y los tiempos. Estaría bueno que se vote cada cuatro años, de manera unificada en todos los distritos y con BOLETA ÚNICA.
Luego de varios turnos electorales, finalmente Sergio Massa de Unión por la Patria y Javier Milei de La Libertad Avanza llegaron a la elección final: la que define un presidente para los próximos 4 años.
Dos opciones diferentes, dos candidatos impensados: Massa, el ministro de Economía del 10-12% de inflación mensual, que en su gobierno creó más de 2 millones de pobres nuevos, dólar a $1.000, pobreza de más del 40% de la población, falta de insumos médicos, etcétera; y Mieli, un outsider de la política, inexperto, disruptivo y con propuestas extremas, que a medida que fue acercándose a la posibilidad de ser Presidente ha ido moderando su discurso.
La base de la campaña de Massa fue regalar plata a la población (plan platita), tomar medidas populistas e inflacionarias sin ningún tipo de previsión a futuro, medidas que tomó en los últimos dos meses por una necesidad electoralista. Por otro lado, hizo una profunda y agresiva campaña en contra de Milei. Supo instalar el “miedo a Milei” que en algunos penetró y en otros pasó de largo. Supo plantear la disyuntiva: “O somos nosotros o vamos a la destrucción”.
Sepan, amigos lectores, que Milei no tendrá mayoría en el Congreso y que, cualquier locura que quiera realizar (según dice Massa) la Cámara de Diputados y Senadores de la Nación se lo impedirá. Así que decirle chau al miedo y abrirle las puertas a la esperanza, a una nueva vida.
TICHO: para SIN CODIGO TUCUMAN
