La apertura de mercados y cambios regulatorios acompañaron el crecimiento
Las exportaciones argentinas de cítricos registraron, durante los primeros ocho meses de 2025, el monto más alto de los últimos cinco años, con ventas externas que superaron los US$408 millones y alcanzaron 366 mil toneladas.
Según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP), esto representa un incremento del 27% en el monto exportado y del 21% en el volumen respecto del mismo período de 2024.
Argentina mantiene un rol destacado en el mercado internacional. Es el primer exportador mundial de jugo y aceite esencial de limón, y el quinto productor de limones frescos.
Esta posición se reafirma con el liderazgo del limón dentro del complejo citrícola, que concentró US$140 millones en exportaciones de fruta fresca y un crecimiento interanual del 43 %.
El jugo de limón también mostró un desempeño sólido, con ventas por US$87 millones y un aumento del 14% frente al año anterior. Por su parte, la naranja fresca y el jugo de naranja tuvieron un impulso significativo: US$24 millones para la fruta y 32 millones para el jugo, con subas del 64 % y 97 %, respectivamente.
En el sector también se destacaron los aceites esenciales, productos de alto valor agregado que Argentina exporta a precios internacionales competitivos. Durante el período analizado, el aceite esencial de limón se comercializó a US$23.320 por tonelada, el de otros cítricos a US$26.857 y el de naranja a US$15.630. Estos insumos son demandados tanto por la industria alimenticia -especialmente en la elaboración de bebidas- como por el sector cosmético.
Las autoridades destacaron que estos resultados reflejan el trabajo conjunto de productores, industriales y exportadores, junto con políticas públicas que apuntaron a fortalecer el perfil exportador del complejo citrícola.
Entre las medidas adoptadas figuran la apertura de nuevos mercados, como Ecuador para cítricos dulces y agrios, y Chile para limones, así como la simplificación de regulaciones internas.
Uno de los cambios clave fue la eliminación de los permisos de autorización de cosecha, permitiendo que cada productor decida libremente el momento de recolección.
Además, se flexibilizaron normas sobre envases, reduciendo costos sin afectar la calidad del producto, y se bajaron aranceles de importación de insumos estratégicos y bienes de capital para la agroindustria.
También se modernizó el sistema de registro de establecimientos de empaque, almacenamiento y procesamiento, que ahora se realiza de manera digital y por única vez, simplificando trámites y aportando mayor transparencia y eficiencia al sector.