Cuando se tocan los intereses del poder, éste contrataca. El terremoto económico que provocó la suba de aranceles de Trump golpeó en un momento crítico para la Casa Rosada
Según el economista Ramiro Castiñeira explicó: “Lo que está haciendo Trump es negociar de manera violenta. Obligar a todos a que se sienten en la mesa. Hoy, no dentro de un año”.
Para Castiñeira, la decisión tomada por Trump tiene fundamentos comerciales, pero sobre todo geopolíticos. Y un destinatario: China y sus prácticas desleales.
Lo cierto es que la violenta suba de aranceles precipitó una ola de pánico que sacudió a los mercados globales, disparó una guerra comercial de escala planetaria, deprimió los precios de materias primas que vende la Argentina -del petróleo a los granos- y preanunció tiempos de mayor inflación y posibles devaluaciones.
Es un combo complicado para una economía como la Argentina, que como parte de las reservas tiene yuanes que están a tiro de una depreciación, que depende del ingreso de divisas que surgen de Vaca Muerta -un yacimiento que precisa de precios internacionales sostenidos para ser competitivo- y principalmente enfrenta el tramo más decisivo y político de la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En el Gobierno admiten que se vienen días difíciles, de mayor inestabilidad y de un posible empeoramiento de indicadores sensibles: del riesgo país, al dólar, de la inflación, a la actividad económica. Son turbulencias inevitables en un mundo convulsionado, pero que toman a la Argentina sin algunas fragilidades, como el gasto público desbocado.
Argentina ya inició, mediante la intervención del Canciller Gerardo Werthein, conversaciones con la Casa Blanca. Fue uno de los primeros países que se sentaron a la mesa de negociaciones de la decisiva Secretaría de Comercio que comanda Howard Lutnick. Más allá de los correveidiles que tuvo el viaje a Mar-a-Lago, Milei confirmó en el corazón trumpista su vocación dialoguista y propuso avanzar en un acuerdo inmediato para llevar los aranceles a 0%.
La ofensiva opositora
Mientras el equipo económico y diplomático de Javier Milei está abocado a superar la coyuntura económica global y local, desde lo político enfrenta una ofensiva, sin descanso, del Kirchnerismo en el Congreso, combinados en la calle con los gremios de la CGT y los grupos inorgánicos que promueven la protesta de los jubilados. Envalentonados con la victoria del rechazo a los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, en Unión por la Patria apuntan a frenar Ficha Limpia y despejar uno de los obstáculos para una posible candidatura de “La Jefa”.
En Diputados, el Kirchnerismo acordó una agenda estratégica: con el caso Libra, quieren forzar la interpelación de varios funcionarios, y con el restablecimiento de la moratoria y otros beneficios previsionales, buscan comprometer el equilibrio fiscal.
Es un juego de pinzas que facilitan bloques como Democracia para Siempre de Facundo Manes, Encuentro Federal, de Miguel Pichetto, y la Coalición Cívica de Elisa Carrió. A cada uno de ellos, el Gobierno le debe una afrenta. Mientras tanto, el kirchnerismo acumula pedidos de Juicio Político.
Lo cierto es que en el Gobierno buscan retomar la iniciativa política y preparan el anuncio del Decreto desburocratizador que viene trabajando el ministro Federico Sturzenegger, que incluye la disolución, fusión y reorganización de dependencias de la Administración Pública central.
Con la tendencia bajista de la inflación en suspenso, la idea en la Casa Rosada es echar mano a la receta de ajuste que se popularizó con la motosierra.
Con información de Facundo Chaves