Se cumple un año del terrible crimen del nene de 5 años por parte de su madre y la pareja de ella
La madre de Lucio, Magdalena Espósito Valenti, y su pareja Abigail Páez están acusadas por las torturas y abusos que desplegaron contra el niño. Actualmente se está desarrollando el juicio contra ambas agresoras y asesinas, enmarcado bajo la figura de crimen por odio de género y donde la fiscalía y la querella pidieron que la pareja sea condenada a la pena máxima de reclusión perpetua.
Lucio fue entregado a su madre, y separado de su padre por orden judicial dando prioridad al vínculo materno. La progenitora y su pareja lo llevaron a vivir a La Pampa donde su papá no podía ni siquiera verlo, a pesar de que el hombre viajaba permanentemente a La Pampa.
El nene sufría de violencia física extrema, abuso sexual y maltrato. Fue llevado al hospital en varias oportunidades donde las delincuentes intentaban cualquier excusa para justificar las lesiones físicas del niño. ¿Ningún profesional de la salud se percató de que algo raro estaba sucediendo?. Las peticiones del padre a la justicia por la custodia nunca fue estimada por el sólo hecho de dar prioridad el vínculo materno, sin importar la opinión del padre o las actitudes del chico.
Días después de la muerte, los medios provinciales contaron que entre diciembre de 2020 y marzo de 2021 Lucio había ingresado cinco veces a un hospital de Santa Rosa para atenderse lesiones y fracturas.
La autopsia reveló que el nene murió por politraumatismos y una hemorragia interna. “En mis 30 años de profesión nunca vi algo así”, dijo el forense que le practicó la autopsia.
Según el abuelo de Lucio, las asesinas “están de vacaciones y escuchan música, aisladas las dos juntas del resto de presas, con televisión y teléfono celular”, en una cárcel de San Luis.
La muerte de Lucio Dupuy era evitable, si la justicia escuchase un poco más, estudiara mejor el caso y no se cerrara en sólo una cuestión de género. Cabe decir que se siguen cometiendo este tipo de injusticia por parte del poder judicial.
