A una semana y media del inicio histórico del Juicio Oral, la Corte Suprema dio su aval al avance de la causa Cuadernos de las Coimas
El próximo 6 de noviembre, el Tribunal Oral Federal 7 iniciará el debate oral en donde se juzgará a Cristina Fernández de Kirchner, sus ex funcionarios y decenas de empresarios acusados de pagar y cobrar sobornos por distintos negocios con el Estado.
La causa se inició cuando un periodista de La Nación se presentó ante el Fiscal Carlos Stornelli con unos cuadernos que habían llegado a sus manos. Habían sido escritos por el ex chofer del Ministerio de Planificación Federal, Oscar Centeno, quien relataba los viajes de recaudación a los que llevaba a Roberto Baratta, segundo de Julio De Vido. Meses después, el Juez Claudio Bonadio ordenó detenciones y tanto Centeno como empresarios y ex funcionarios terminaron declarando como imputados-colaboradores y confirmando las supuestas coimas.
El caso se transformó en una mega causa que aglutinó varios expedientes y abrió nuevos. Entre ellos, está la “cartelización de la obra pública” o “la camarita”, que se inició por las declaraciones de arrepentidos como Carlos Wagner, que fue presidente de la Cámara Argentina de la Construcción y es sobre el que falló la Corte.
Según su declaración como imputado colaborador, Wagner armó junto a De Vido un mecanismo a través del cual las empresas decidían cuál de ellas ganaba las licitaciones de obras públicas y luego pagaban coimas a los ex funcionarios. El ex secretario de Obras Pública, José López, otro arrepentido, dio más detalles.
Además, el financista Ernesto Clarens aportó planillas con los pagos y cobros de las coimas y señaló a las empresas y a las personas involucradas. Explicó además que los desembolsos se realizaban en pesos que luego se cambiaban a dólares o euros y finalmente eran entregados en bolsos a Muñoz.
Los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti rechazaron una serie de recursos planteados de imputados que cuestionaban la existencia de la causa y distintas medidas tomadas en la instrucción. Los jueces desestimaron las presentaciones porque no se dirigían a una sentencia definitiva o equiparable a tal.
