La Iglesia Católica recuerda a San Ramón cuya vida y obra tienen un profundo significado para los fieles, especialmente para las mujeres embarazadas, las madres recientes y quienes atraviesan dificultades para concebir
San Ramón nació en 1204 en la Villa de Portell, cerca de Barcelona, España. Recibió el nombre de “Nonato” (no nacido) porque su madre murió antes del parto, y tuvo que ser extraído del vientre materno mediante una rudimentaria cesárea. Desde joven ingresó a la Orden de la Merced, fundada para rescatar cautivos cristianos en manos musulmanas.
Destacó por su vida de servicio y entrega. Viajó por el Norte de África para liberar esclavos y, en más de una ocasión, se ofreció como rehén para salvar a otros. Fue Cardenal de la Iglesia y murió el 31 de agosto de 1240.
San Ramón es ejemplo de caridad, valentía y amor por los demás. Es considerado patrono de las mujeres embarazadas, de las parturientas, de las parteras y de los recién nacidos, debido a las circunstancias de su nacimiento. Muchos fieles lo invocan para pedir protección durante el embarazo y el parto, o para interceder en problemas de fertilidad y salud infantil.
Además, se lo considera protector del secreto de confesión, ya que, según la tradición, sufrió tormentos por negarse a revelar confesiones escuchadas de prisioneros.
En muchas comunidades católicas, el 31 de agosto se realizan misas, bendiciones especiales para embarazadas y niños, y procesiones. Es un día de gratitud por la vida y de oración por quienes están por nacer o comienzan su camino en este mundo.