Día del Amigo: la familia que elegimos y festejamos cada 20 de julio

Group of young multi ethnic friends with pizza and bottles of drink celebrating in home interior

La amistad no se trata de a quién conoces desde hace más tiempo, sino de quién llega y nunca se va

El domingo 20 de julio, como cada año, Argentina celebrará el Día del Amigo, una de esas fechas que, más allá del calendario, se graban en el alma. Porque en esta tierra donde las emociones se viven a flor de piel, la amistad ocupa un lugar casi tan sagrado como la familia.

¿De dónde viene el Día del Amigo?

El Día del Amigo no nació por una moda ni una campaña de marketing. Tiene un origen tan curioso como emotivo. Fue el argentino Enrique Ernesto Febbraro, odontólogo, profesor de psicología y ferviente humanista, quien propuso esta fecha en conmemoración a la llegada del hombre a la Luna, el 20 de julio de 1969. Para él, ese hito representó una conexión simbólica entre todos los seres humanos del planeta: “Un gesto de amistad hacia el universo”.

A partir de entonces, y con mucha pasión, Febbraro promovió la idea hasta que prendió. Y vaya si prendió: Argentina se convirtió en uno de los pocos países donde el Día del Amigo se celebra con tanta fuerza, alegría y calidez.

La tradición de celebrar el Día del Amigo

A lo largo de los años, esta celebración fue creciendo, pasando de una simple excusa para saludar a los amigos a convertirse en una verdadera fiesta nacional de afectos, un ritual argentino que ya forma parte de nuestra cultura popular.

Los bares y restaurantes explotan de reservas. Las parrillas se encienden. Los grupos de WhatsApp hierven. Hay asados, hamburgueseadas, brindis, reencuentros y abrazos. Porque el Día del Amigo es eso: un puente directo al corazón.

En un mundo cada vez más acelerado, la amistad es una pausa, un refugio, una risa compartida, un consejo sincero, un hombro donde apoyarse. En Argentina, el amigo no es un vínculo superficial. Es la familia que elegimos. Es ese hermano del alma con el que compartimos alegrías, tristezas, secretos, sueños y hasta silencios. Por eso este día tiene tanto peso emocional.

Este 20 de julio es más que una fecha. Es una gran oportunidad para reencontrarse, para decir “gracias por estar”, para compartir una mesa, un mate, una charla o simplemente un abrazo. Porque no importa el lugar ni la forma: lo que cuenta es el encuentro.

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