Día de la Madre: celebrar el amor más puro y eterno

Este domingo 19 de octubre, Argentina rendirá homenaje a las madres en todas sus formas, recordando su amor, entrega y presencia eterna

Por SIN CODIGO

Cada tercer domingo de octubre, los argentinos celebran el Día de la Madre, una fecha profundamente emotiva que trasciende el calendario para convertirse en un momento de encuentro, gratitud y recuerdo.

El origen de la celebración

La idea de homenajear a las madres nació hace siglos, inspirada en antiguas festividades religiosas. En Argentina, la fecha se estableció originalmente en octubre por su coincidencia con la antigua festividad católica de la Maternidad de la Virgen María. Aunque en muchos países del mundo se celebra en mayo, nuestro país mantiene esta fecha de octubre como una tradición propia, cargada de sentido y afecto.

Más que una fecha: un significado profundo

Ser madre es mucho más que dar vida. Es acompañar, cuidar, enseñar, sanar y sostener, incluso en silencio. Es el amor que no pide nada a cambio, que perdona sin medida y que está presente aún en la distancia o en la ausencia.

El Día de la Madre es una oportunidad para detenernos, mirar atrás y agradecer, para decir con palabras o gestos aquello que a veces damos por sabido: el valor infinito de una mamá.

Las madres del corazón

También es un día para abrazar a las madres del corazón, aquellas mujeres que eligieron amar, cuidar y criar a hijos que la vida les regaló por otros caminos. Ellas también representan la esencia de la maternidad: el amor incondicional, sin fronteras biológicas.

En su entrega y ternura, las madres adoptivas o del corazón nos enseñan que ser madre no es solo parir, sino amar con el alma.

Un mensaje para quienes hoy extrañan

Para muchos, esta fecha también despierta nostalgia. Quienes ya no tienen a su madre físicamente saben que el amor no se extingue con la muerte.

Recordarlas con alegría, con una sonrisa, con una anécdota o una canción, es la mejor manera de mantener viva su presencia. Porque las madres, de una forma u otra, nunca se van del todo: habitan en los gestos, en los valores que nos dejaron y en cada recuerdo que nos arranca una lágrima y una sonrisa.

Este domingo, más allá de los regalos o las flores, la invitación es a celebrar con el corazón: honrar a las madres presentes, abrazar a las que el destino nos regaló y recordar con amor a las que siguen guiándonos desde otro lugar.

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