Era fanática del asado y había revelado el secreto de su longevidad
Se llamaba Inah Canabarro Lucas, y murió este miércoles a los 116 años. Lo anunció la Congregación de las Hermanas Teresianas con quienes vivía en la ciudad de Porto Alegre (Sur).
En 2018 la monja brasileña fue sorprendida con un raro honor: a los 110 años, recibió la bendición apostólica del Papa Francisco. Junto con la bendición se le entregó un certificado que colocó en un lugar destacado de su habitación.
Canabarro fue reconocida como la decana de la humanidad luego de la muerte, en enero pasado, de la japonesa Tomiko Itooka, también a los 116 años.
El título recae ahora en Ethel Caterham, una residente de la ciudad inglesa de Surrey, de 115 años y 252 días, según el grupo de investigación gerontológica de Estados Unidos (GRG) y LongeviQuest.
Cuando le preguntaban sobre las razones de su longevidad, la monja respondía: “Las razones de mi longevidad, lo atribuyó a Dios. Él es el secreto de la vida. Es el secreto de todo”.
Al igual que el Papa Francisco, la monja era fanática del fútbol y era hincha del Sport Club Internacional, del que tenía camisetas y hasta almohadones. el club hasta le dedicó un mensaje: “Dedicó sus 116 años de vida a la bondad, la fe y el amor por el Club del Pueblo.
Según el sitio g1, la monja era también fanática del asado. “Para un cumpleaños, se pidió un cochinillo asado entero”, comentó la coordinadora Rita.
Recién a la edad de 106 años fue sometida a su primera cirugía: una operación de cataratas. Gracias a eso, pudo seguir con su amor por el arte. “Creo que hasta los 112 años, la hermana Inah pintaba sobre tela y cartón”, comentó Rita.
En una entrevista con RBS TV, familiares y amigos que vivían con Inah dijeron que ella no podía oír ni ver muy bien, pero que le gustaba mantener su rutina diaria: se s, comía, oraba y se acostaba siempre a la misma hora.