En pleno Microcentro porteño, detrás de los altos muros del Monasterio Santa Catalina, se esconde un bistró que combina historia, arquitectura colonial y gastronomía moderna. Construido en 1745 como convento de mujeres dominicas y catalinas, el lugar se abre hoy al público como un rincón de paz y silencio en medio del ruido urbano.
El monasterio, que fue escenario de la segunda invasión inglesa en 1807, conserva pasillos, patios y galerías que aún respiran la calma de otra época. En aquellas jornadas, las 70 religiosas que vivían allí fueron tomadas como rehenes durante 36 horas hasta ser liberadas por los Patricios. Con el paso del tiempo, el edificio sobrevivió a saqueos, remodelaciones y transformaciones, pero nunca perdió su valor patrimonial.

Hoy, casi tres siglos después, su interior alberga al café y bistró 1745, un espacio rodeado de jardines secretos que invita a porteños y turistas a desconectar del vértigo de la ciudad. Con una carta accesible en comparación con otras propuestas del Microcentro, el lugar ofrece desayunos desde $8.500 —un espresso acompañado de una croissant— hasta almuerzos y meriendas más elaboradas.
Entre las opciones figuran café espresso ($3.800), croissant ($4.700), flat white ($5.300), avocado toast ($9.400), macarons ($2.000), lemon pie ($5.800), ensalada de frutas ($6.900) y pastafrola ($4.300). Para el almuerzo, se destacan pizzas de entre $10.000 y $11.600, tartas a $11.600, sándwiches de entre $20.000 y $28.000, y un menú del día a $23.000.

El monasterio, que fue habitado por monjas hasta 1974, conserva tesoros arquitectónicos como un aljibe de 1810, la iglesia diseñada por el jesuita Andrea Bianchi y un retablo mayor de madera tallada y dorada. Aunque la fachada fue modificada en 1910, el espíritu colonial aún late en sus galerías y patios.
Visitar el Monasterio Santa Catalina es mucho más que sentarse a tomar un café: es una experiencia que mezcla la calma de un jardín secreto con la fuerza de la historia porteña. Una invitación a viajar en el tiempo sin salir de Buenos Aires.