Un horario comercial corrido tiene muchísimas ventajas para empleados y público en general contra la única desventaja que señalan los empresarios: el calor
El horario de atención al público, en el comercio de Tucumán, lleva años discutiéndose, como todo lo que sucede en la provincia: se discute, se discute, se “patea” el problema y no se resuelve nada de nada.
Desde hace muchísimos años, cuando la población de la provincia era poca, no había problemas de inseguridad ni de transporte público; cuando la actividad comercial era ínfima, había amas de casas y la gente se movilizaba más en bicicleta, el horario era partido (horario de pueblo): 8 a 12, se iba a comer y dormir la siesta, y luego de 16 a 20 horas. A las 21, los empleados ya estaban en sus casas tomando la sopa y viendo la novela antes de descansar para empezar una nueva jornada.
Pues bien, los tiempos han cambiado, y MUCHO. Tucumán es una gran ciudad, densamente poblada, con una expansión comercial tremenda. Además, en la era de la competencia, los negocios cierran a las 13 horas y luego hay que reponer mercadería o hacer caja. Volver a la casa, ya no en bicicleta porque te roban en el camino y el transporte público es un desastre y caro para el sueldo que cobran; gastar 4 boletos por día se hace inalcanzables, con frecuencias mínimas de media hora entre una unidad y la que sigue. Llegan a sus casas con suerte 14,30 o 15 horas. Comen rápido porque a las 16 horas tienen que ir a rogar que llegue el “bondi” para volver al trabajo que, generalmente, abre a las 17 horas hasta ¿las 20?, nooo, hasta las 21 y luego lo mismo: reponer mercaderia, hacer caja y si es que no les hacen barrer la vereda. Llegan a sus casas, con suerte y viento a favor, 22.30 o 23 horas.
Conclusión: el empleado de comercio es un atractivo “esclavo”, no tiene vida. ¿Los sueldos como un bancario?, NO.
Los empleados de comercio piden, y con justa razón, un horario corrido, que podría ser de 10 a 18 horas. ¿Las razones?, las que se expusieron más arriba.
Más ventajas de un horario corrido, aparte de las que tendrían los empleados, para la población en general: los empleados públicos, los de la justicia, que lo hacen en horario de 7 a 13, al salir de sus trabajos pueden hacer compras antes de volver a sus casas. Hoy, tienen que llegar a sus hogares y si quieren comprar, deben volver al centro en la tarde-noche.
La única desventaja que señalan los empresarios es el calor: señores comerciantes, en Tucumán en verano hace tanto calor a las 15 como a las 19 horas. Además, cuando la gente quiere comprar no la frena ni el calor, ni la lluvia, ni el paro de colectivos.
Así que, dejen de dar vueltas, y progresen, avancen, y pongan un horario acorde a los tiempos que se viven.