Aumentan los depósitos en moneda extranjera, las empresas volvieron a financiarse en los mercados internacionales y llega el blanqueo
Según lo sucedido en los últimos dos meses, quizás habrá que revisar algunas frases que en la Argentina se repiten una y otra vez: “el dólar nunca cae”, o la variante “cuando cae el dólar es solo para tomar impulso”. Pero desde que se anunció la “fase 2″ del plan económico, que tiene como objetivo llegar a la emisión cero, el tipo de cambio acumula una caída superior al 17 por ciento.
La presión a la baja sobre el tipo de cambio de las últimas semanas se da en el peor momento para Argentina desde el punto de vista estacional. Sucede que estos meses la liquidación de divisas de los agroexportadores cae sustancialmente hasta diciembre, cuando empieza a entrar la venta de trigo.
El blanqueo tiene como objetivo atraer más dólares al sistema. Ni siquiera se cobra penalidad a quienes depositen dólares en efectivo o bien lo traiga desde el exterior. El Presidente Javier Milei remarcó que los depósitos en moneda extranjera ya superan los USD 19.500 millones. Desde fines de noviembre, el incremento ya supera los USD 5.200 millones.
En la última semana dos empresas argentinas lograron financiarse en los mercados internacionales, consiguiendo más de 900 millones de dólares. El riesgo país para las colocaciones de Pampa Energía e YPF fue equivalente a solo 400 puntos básicos. Esto demostró que hay fondos frescos de inversores dispuestos a comprar activos argentinos o bien de alargar plazos de deuda argentina.
La adhesión al régimen especial de Bienes Personales (conocido como REIBP) y los vencimientos anuales de impuestos podrían empujar al tipo de cambio incluso más abajo Es posible que se cumpla aquel vaticinio de Caputo: “Van a tener que salir a vender dólares para pagar impuestos”.
La caída del dólar también ocurre en medio de señales de mejora de la actividad. Tras el derrumbe de los primeros meses posteriores a la devaluación, el poder adquisitivo empezó a recuperar junto con el crédito. La consecuencia es que tanto en julio como en agosto aparecieron señales favorables relacionadas con los niveles de producción y de consumo. Todavía las comparaciones interanuales son negativas, pero mes a mes se consolida el rebote.
Incluso algunos sectores que presentan mayor actividad son los que se mueven en dólares o tienen sus precios referenciados en moneda extranjera. El caso más emblemático es el inmobiliario, que ya presenta el mayor volumen de operaciones desde 2018, a lo que se suma un aumento del otorgamiento de créditos hipotecarios. La venta de autos también se empezó a recuperar sensiblemente y ya tiene un piso superior a los 40.000 cero kilómetro por mes.
La caída de los dólares financieros, junto a la reducción del impuesto PAIS, serán claves para que la inflación baje otro escalón este mes. Según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) el índice se ubicaría en 3,5%.
Consultoras como Equilibra, con datos ya relevados de la primera semana del mes, proyectan que podría ubicarse finalmente en 3,2 por ciento. En caso de ocurrir, sería otra noticia de alto impacto, que le permitirá al Presidente mantener un alto nivel de aceptación mientras se esperan señales más claras de la reactivación.
A partir de los datos de recaudación de agosto, la consultora Invecq indicó que “los ingresos sugieren que si bien la actividad tocó un piso, muestra una recuperación lenta, heterogénea e irregular”.
La hoja de ruta del último cuatrimestre es muy desafiante. Por un lado, mantener la reducción de la brecha cambiaria, que alentaría una posible salida del cepo cambiario. El J.P.Morgan insiste en que esto podría suceder antes de fin de año para luego empezar los trámites que le permitan al país volver a la categoría de “mercado emergente”.
Pero posiblemente el hito más importante pase por la negociación de un nuevo acuerdo con el FMI, ya que el actual vence a fin de año.
Con información de Pablo Wende, Infobae