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“Una vez que la información empezó a circular, los ciberdelincuentes pueden aprovechar para cometer estafas y para suplantar nuestra identidad online”

Un hacker accedió a la base de datos de las licencias de conducir del país y robó 5,7 millones de imágenes del frente y dorso de los carnets. El paquete con los archivos, que pesa 1.25 TB y contiene los datos de políticos y famosos, fue puesto en venta en Internet por 3000 dólares.

El ciberdelincuente, que se atribuyó el hackeo, publicó una muestra donde se pueden ver las licencias del Presidente de la Nación, Javier Milei, y varios funcionarios, entre ellos los ministros de Defensa, Luis Petri, y de Seguridad, Patricia Bullrich.

El especialista en ciberseguridad y periodista, Juan Brodersen, afirmó que el ciberdelincuente responsable del hackeo es el mismo que subió a Internet los datos filtrados del Renaper el mes pasado.

Respecto a la muestra publicada de forma gratuita, está compuesta por 70.000 de esos registros hackeados, y contiene también una gran cantidad de licencias de conducir, tanto frente como dorso, de personalidades y artistas como Ricardo “El Chino” Darín, Luisana Lopilato, Peter Lanzani, Guillermo Francella, Marcelo Tinelli, Ángel de Brito.

“Hay un mensaje político entre líneas”, expresó el especialista en ciberseguridad Julio López. “Esto no se trata de un grupo de piratas que roba datos y los ponen a la venta, esto es un claro mensaje político”, afirmó, en referencia a la publicación de los registros del Presidente y los Ministros.

Además, el experto destacó que no hubo pedido de rescate por la base de datos robada, sino que simplemente fue puesta a la venta.

Cuáles podrían ser las consecuencias de esta filtración de datos

“El problema de esta filtración de datos, y de todos hackeos similares, es que no hay vuelta atrás”, explicó Alan Mai, especialista en ciberseguridad. “Una vez que la información empezó a circular, los ciberdelincuentes pueden aprovechar para cometer estafas y para suplantar nuestra identidad online”.

“Básicamente, la consecuencia de esta filtración es que la información después se puede utilizar para engaños digitales y virtuales. Es decir, alguien que compró esos datos puede llamar a una persona y aprovechar esos datos reales para ganar la confianza de la víctima, convencerla de que es quien dice ser (un organismo, o una empresa real) y cometer estafas”, contó Mai.

“Ahí está el potencial daño del atacante con este tipo de información. Lo que comienza como un ciberataque termina en una estafa en base a la información que se obtiene”, concluyó.

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