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En 1994 el actor adquirió la casa, situada en Los Ángeles, a la actriz de cine de terror Cassandra Peterson, más conocida como ‘Elvira’, fascinado por sus testimonios de que estaba llena de fantasmas.

Brad Pitt acaba de despedirse de la mansión en la que ha pasado los últimos 30 años de su vida, una casa que compró, en parte y sorprendentemente, motivado por los supuestos fantasmas que deambulaban por sus pasillos.

El inmueble, ubicado en el barrio de Los Feliz, en los alrededores de Hollywood (Los Ángeles, California), pertenecía hasta entonces a Cassandra Peterson, destacada actriz de cine terror de los años ochenta más conocida como Elvira. A pesar de los avisos de Peterson sobre las “cosas raras” que le habían pasado allí, el actor compró la residencia en el año 1994 por 1,7 millones de dólares (lo que serían 238 millones de pesetas en aquel entonces, según la inflación y el tipo de cambio de aquel momento). Y en esa casa, que compartió durante años con su esposa Angelina Jolie (hasta que se separó de ella en 2016) y en la que se criaron sus seis hijos, se quedó. Hasta ahora. Porque la acaba de vender por 40 millones de dólares (36,6 millones de euros), 24 veces el precio por el que la compró.

En una entrevista exclusiva concedida a People, Cassandra Peterson —más conocida como Elvira por su rol protagonista en la película de comedia y horror de 1988 Elvira, reina de las tinieblas— recuerda cómo fue la transacción con Brad Pitt. Según cuenta a la revista, se sentó hasta tres veces con él para explicarle que la casa estaba encantada. “Le avisamos de que habían pasado muchas cosas raras desde que entramos allí”, ha recordado. Según relata a la misma publicación, vio fantasmas por todo lados, entrando en su habitación, flotando en el fondo de la piscina, sentados frente a la chimenea… “Parecían escenas sacadas de una pesadilla, de películas de terror”. Algo demasiado espeluznante incluso para una estrella de este género, quien no dudó en comentar la ironía de la situación: “Sé que suena a una locura. Soy Elvira. Sé que es lo que se espera de mí, ¿verdad?”. Aún así, defendió que lo que vio era verdad: “No tengo alucinaciones, no estaba colocada y no puedo explicar esas cosas”.

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fuente: Elpais

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