La mayoría piensan volver al país para invertir sus ahorros. “Te abre la cabeza”. Es una experiencia necesaria que hay que hacerla en la vida. No importa la edad
No es la primera ni será la última persona del país que decide probar suerte en el exterior. Algunos lo hacen para ahorrar dinero -que aquí es imposible-, otros para vivir la experiencia en el extranjero o, ambas cosas. Pocos de los que deciden migrar lo hacen con la idea de que sea definitivo. La mayoría, luego de una temporada, decide regresar y seguir su vida en Argentina.
Existen detractores -siempre los hay- que no entienden como un profesional puede ir a otro país a limpiar o servir en un bar. Es una lectura ignorante. Los que emigran tienen otra visión, y objetivo: conocer otras culturas, aprender un idioma y, fundamentalmente, ganar para ahorrar. El trabajo que hacen es solo un medio para conseguir lo que se proponen, y no un fin en sí mismo.
Es el caso, por ejemplo, de Elías. Un joven tucumano que decidió viajar a Miami por seis meses. Allí trabaja en una franquicia tucumana de gastronomía. Con lo que va ganando, no solo se compró ropa y productos tecnológicos de última generación sino que, pronto a regresar a su provincia, ya tiene planeado invertir en una pequeña empresa. También están Lara y Mariana, dos hermanas tucumanas que son estudiantes universitarias (les va muy bien), que cuando terminan su año lectivo rinden sus materias y viajan por tres meses a Miami para trabajar. Con lo que ganan, no solo se compran ropa y tecnología sino que, con lo ahorrado, les sirve para vivir durante el año en Tucumán y darse “sus gustos”.
Ornella Tumini es otra joven nacida en Tres Arroyos, Buenos Aires, que es contadora. Descubrió que la estabilidad que le daba su trabajo, lejos de generarle una grata sensación, le quitaba energía a su vida. Su deseo de obtener la ciudadanía europea para viajar por el mundo la llevaron a tomar una decisión impensada: renunció a su empleo y vendió su auto para juntar el dinero suficiente que le permitió tramitar los papeles en Italia. “Hablé con mucha gente que me recomendó Suiza por la calidad de vida y por tener mejores sueldos que en otros lugares”, cuenta Ornella. A través de una búsqueda intensiva, encontró un trabajo en el sector hotelero en Zermatt, un centro turístico ubicado en el cantón de Valais. “Fui a buscar trabajo en los hoteles porque mi inglés era básico y el trabajo en atención al público me asustaba”, recuerda.
“Recuerdo claramente el primer turno en el hotel. Nunca antes había trabajado en limpieza, y aunque estaba acostumbrada a estar de pie durante el día, la intensidad y el ritmo eran completamente diferentes”, explicó.
El alojamiento se lo proporcionó el mismo hotel e incluye una cama, una heladera, un baño y un balcón. Ornella precisó que el alquiler se deduce directamente de su salario mensual, el cual oscila en los 4000 francos suizos (poco más de 4000 dólares).
Después de descontar el seguro, los impuestos, la comida, los gastos personales, detalló que le queda como ahorro entre 1700 y 1800 dólares por mes. “No tengo un objetivo claro de cuánto quiero ahorrar o para qué quiero ahorrar. Pero sí sé que en Argentina podía ahorrar aproximadamente 200 dólares al mes y acá mucho más, lo que me permite seguir viajando”, relató.
“Algunos amigos me animan y están interesados en saber cómo conseguir trabajo en limpieza en un hotel. Pero también hay quienes descalifican mi trabajo, como si limpiar habitaciones fuera algo indigno. No me importa qué digan. Estoy acá para ahorrar, viajar y seguir adelante con mis objetivos”, comentó.
“Me gustaría aclarar que no me fui de Argentina porque intenté mil oportunidades y no pude avanzar. Me fui simplemente porque quería viajar. Cuando estaba en Italia y obtuve la ciudadanía sentí ganas de recuperar la inversión y por eso me quedé. Pero incluso yo pienso en invertir en Argentina, aunque aún no tengo claro en qué lo haré”.
“Pensar que hace cinco meses estaba en una oficina en Buenos Aires y ahora estoy aquí, trabajando en un hotel en Suiza, me hace reflexionar sobre todo lo que he aprendido y descubierto. Viajar me ha ayudado a conocerme mejor y a decidir en qué quiero enfocar mi energía y tiempo”, concluyó.
¿Vos, lector, te animás?.
