El mismo informe destaca que el estrés económico (la percepción de insuficiencia de recursos) y la inseguridad alimentaria continúan en niveles altos. Las familias apelan al endeudamiento, liquidan sus ahorros o venden pertenencias para afrontar la situación
El Observatorio de Deuda Social (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) aseguró en un informe presentado, este jueves, que la pobreza fue del 36,3% en el tercer trimestre de 2025, el valor más bajo para este período desde 2018.
No obstante, el estudio señala que si bien hubo una recuperación con respecto a los datos registrados en los años 2023 y 2024, esto “no constituye, al menos por ahora, evidencia de un cambio estructural en las condiciones de vida”, dado que no hay “mejoras equivalentes en consumo, bienestar ni capital humano” y que “la pobreza estructural, la informalidad y la precariedad laboral permanecen en niveles históricamente altos”.
En este sentido, el trabajo del ODSA-UCA hace hincapié en 3 aspectos de la problemática: el estrés económico de las familias; las privaciones estructurales de acceso a alimentos, salud y seguridad social; y el impacto psicológico de esta situación.
Casi el 75% de los más pobres sufren “estrés económico”
El ODSA define el estrés económico como la “percepción subjetiva de insuficiencia de ingresos para cubrir necesidades básicas”.
El estudio muestra que el 47% de las personas se encuentra en esta situación, por encima del piso histórico del 35%, y en los mismos niveles que en los años 2022 y 2023.
Además, se destaca que entre las personas de estrato social muy bajo, el 74,4% sufre estrés económico, mientras que en el grupo de estrato bajo el porcentaje es del 54,6%, en el medio, del 31,6% y en el alto, del 14,4%. “Se evidencia que la población no ha sentido la baja de la pobreza con la intensidad que muestran los indicadores tradicionales”, concluyen.
En este contexto, el trabajo de la ODSA indica que sólo entre el 8% y el 16% de la población declara poder ahorrar algo de sus ingresos luego de afrontar los gastos del mes. Además, advierte un “repunte acotado” entre los años 2024 y 2025, pero que no alcanza para comenzar la pérdida del ahorro registrada en los últimos años.
“El análisis muestra que el 83% de los hogares permanece crónicamente sin capacidad de ahorro en ambos años observados. En fases de ajuste predomina el deterioro y en fases de estabilización prevalecen las mejoras, aunque concentradas en los estratos más favorecidos”, señala el estudio.
En este escenario, ¿Qué estrategias utilizan las familias para afrontar sus gastos? Datos oficiales del INDEC, el 25,5% de las familias solicitó un préstamo en el primer semestre de 2025 para afrontar sus gastos, mientras que el 40,8% utilizó sus ahorros o vendió pertenencias.
La inseguridad alimentaria y la falta de acceso a la salud continúan en niveles altos
La ODSA destacó que la inseguridad alimentaria (que mide las carencias relativas al acceso a los alimentos) “muestra una tendencia ascendente a lo largo de la última década y media, con un deterioro más marcado en años recientes”.
De acuerdo con los datos presentados por la UCA, tanto la inseguridad severa como la moderada se incrementaron desde 2018, alcanzando picos históricos en 2024, cuando afectó al 24,3% de los hogares.
“Si bien en 2025 se observa una tendencia descendente, los niveles actuales (18,7% de hogares con inseguridad alimentaria, entre ellos 7,8% bajo inseguridad alimentaria severa) siguen siendo muy superiores a los de comienzos del período, señalando un deterioro persistente”, concluye el trabajo.
En el mismo sentido, el deterioro en el acceso a recursos de salud mostró una leve mejora en 2025, pero continúa en niveles históricamente altos.
4 de cada 10 personas con estrés económico presentan malestar psicológico
El deterioro de las condiciones de vida en términos económicos tiene un correlato directo en la salud mental. En 2025, 4 de cada 10 personas con estrés económico presentan malestar psicológico (esto es, un estado de sufrimiento emocional y psicológico caracterizado por síntomas de depresión y ansiedad), según el informe de la UCA.
En Argentina se evidencia un incremento de los padecimientos de síntomas de ansiedad, angustia y depresión desde el año 2022 alcanzando el valor más elevado de la serie (28,1%) en 2024 luego de la pandemia y bajo un contexto macroeconómico de crisis e inestabilidad política. La última medición de la UCA de este año indica una leve mejoría de 1 punto porcentual (27,1%).
El informe señala que se mantienen diferencias según el nivel socioeconómico del hogar: el malestar psicológico alcanza al 37,7% de las personas en hogares de ingresos muy bajo, superando por 20 puntos porcentuales a hogares de ingresos medio-alto (17,7%).
