Ernesto Clarens involucró, también, a Cristina Kirchner
Ernesto Clarens conoció una parte determinante de la ruta de las coimas que integrantes del Gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, recaudaban de empresarios de diversos rubros. Durante la tercera audiencia del Juicio de los Cuadernos, se escucharon los extractos más relevantes de su confesión como imputado colaborador: “Yo me ocupaba por cambiar los pesos por dólares”, se leyó. Un pedido puntual de Cristina Kirchner, su listado de “favoritos” y las órdenes que daba.
El caso inició con las copias incorporadas al expediente de los cuadernos manuscritos por Oscar Centeno, el ex chofer de Roberto Baratta. A lo largo de la investigación, el Ministerio Público Fiscal dio por corroborado que Cristina, De Vido, Baratta, Claudio Uberti, José López, Ernesto Clarens, entre otros, “integraron una asociación ilícita, que desarrolló sus actividades al menos desde mayo de 2003 y hasta noviembre de 2015, y cuya finalidad fue organizar un sistema de recaudación de fondos para recibir dinero ilícito con el fin de enriquecerse ilegalmente y de utilizar parte de esos fondos en la comisión de otros delitos”.
A criterio del Juez de Instrucción, la acusación principal se convirtió en el esqueleto de seis expedientes más, en los que se buscó analizar área por área en la que el Ministerio de Planificación otorgó contratos y concesiones. Fue así, que se abrieron causas por las coimas en importación de gas licuado, en la concesión de peajes, el otorgamiento de los subsidios a las empresas de colectivos y trenes, la cartelización de obra pública y las operaciones de lavado de activos en el exterior atribuidas al ex secretario privado de Kirchner, Daniel Muñoz. Hay dos tramos que ya fueron juzgados y con condenas dictadas.

Cristina Fernández de Kirchner está acusada de ser JEFA DE UNA ASOCIACIÓN ILÍCITA. Su nivel de conocimiento sobre la estructura investigada, para la Justicia, era absoluto. Así lo contaron varios de los imputados colaboradores. Algunas de esas confesiones las escuchó la ex presidente, este jueves por la tarde.
Las palabras de Clarens, un hombre allegado a Lázaro Báez, fueron leídas durante la audiencia virtual en la que la ex mandataria, una vez más, no se mostró durante las cuatro horas que duró. Sin embargo, no pudo evitar escuchar lo que algunos arrepentidos dijeron sobre ella.
¿Qué se hacía con el dinero recaudado de los sobornos? En la mayoría de los casos, los pagos según se determinó en el expediente, se realizaban en dólares pero estaban los empresarios en algunos casos vinculados a la obra pública, que hacían las entregas en pesos.
El origen
A mediados del año 2005, Carlos Wagner para entonces Presidente de la Cámara de la Construcción, convoca a una reunión a Clarens. El encuentro se realizó en la Cámara Argentina de Empresas Viales, conocida como la Camarita. Allí, relató el financista, “me informó que el Gobierno Nacional había decidido obtener fondos de la obra pública a través de una operatoria que demandaba mi intervención en la recepción de los mismos de parte de algunas constructoras, en concepto de pago de aportes o retorno y que debía ocuparme de que le lleguen al Secretario de Obra Pública, José López, o quien éste me indique”.
Al momento de contar por qué acuden a él, según la confesión que se escuchó durante el Juicio de Cuadernos, Clarens contó: “Para Kirchner yo era el financista de Báez, supongo que a partir de eso fue que me eligieron. De hecho, cuando Wagner me comunica que yo debía encargarme de esta operatoria lo chequee con José López, y Lázaro Báez, ellos me pasaron el teléfono de (Daniel) Muñoz, y así es como me contacto con Muñoz, quien me señaló dónde encontrarnos dependiendo del monto que le debía entregar, como explicaré más adelante”.
Al avanzar con la lectura de su aporte a la Justicia, se escuchó: “Conmigo comenzó la siguiente operatoria”, la misma funcionaba así: “Las empresas enviaban a alguien a mi oficina, primero en Maipú 311, Piso 2 de esta ciudad, -luego nos mudamos a Manuela Sáenz 323, Piso 7, oficina 703, de esta ciudad- generalmente los propios titulares, o a alguien de confianza, gerentes financieros, contadores, u otros, en algunos casos iba yo a algunas empresas”.
Recuerdo -se continuó leyendo en el Juicio- “que los enviados de confianza de HELPORT, a modo de ejemplo, venia el Señor Collazo; de IECSA venía el Señor Santiago Altieri; de CHEDIACK venía el contador Eduardo Kennel; el Señor Losi lo hacía personalmente; de parte de CARTELLONE lo hacia el Señor Tito Biaggini; de ESUCO venía el Señor Copola; de DECAVIAL venía el Señor Aznar; de COARCO venía el Señor Gerbi; estos son los que recuerdo, recalcando que en gran medida eran los propios titulares de las firmas los que venían”.
También dijo: “Ciertas empresas como CPC de Cristóbal López y Electroingeniería tenía línea directa, la recaudación no me la traían a mí”.
“Pesos por dólares”
El mecanismo instaurado por orden de Néstor Kirchner, era el siguiente: “Las personas de la Camarita me dejaban una suma en pesos con una anotación de qué habían cobrado, monto y concepto. El monto dependía de la recaudación, eran alrededor de 300.000 dólares por cada entrega y con frecuencia semanal. Al principio eran montos grandes, luego fue bajando porque a las empresas les costaba juntar el dinero, eran rehenes del sistema, porque vialidad no les pagaba los certificados. El monto que me entregaban era el 10 por ciento de lo que habían cobrado. Y en otras oportunidades sumas menores ya que aducían que la Dirección Nacional de Vialidad no les pagaban a ellos”.
Básicamente, explicó el financista en la colaboración como arrepentido, “yo me ocupaba por cambiar los pesos por dólares en el mercado informal obteniendo por ello una comisión que era mi ganancia, que me quedaba en negro. Generalmente hablaba con un corredor, Vallarino, normalmente era en cuevas y en algunas ocasiones con la mesa de dinero del Banco Finansur que hacía de nexo con alguna casa de cambio”.
En determinado momento Daniel Muñoz, ex secretario de Néstor Kirchner, le pide trate de traer Euros en billetes de 500 porque ocupaban menos lugar. “Coordinaba luego con Daniel Muñoz para entregarle el dinero tanto en el Hotel Panamericano donde aquel tenía una habitación, que no siempre era la misma; o en el domicilio de la calle Juncal y Uruguay, del matrimonio Kirchner, en el caso de que fueran sumas más importantes. En esos casos Muñoz me esperaba en el hall de la planta baja del edificio de Juncal, yo nunca subí al departamento…”.
La Camarita, es decir la Cámara Argentina de Empresas Viales, “mensualmente me entregaba un listado en el que constaban las obras licitadas, en cada renglón consta una obra, de allí surge la fecha, el número de licitación, la obra licitada, el presupuesto oficial, la empresa adjudicataria y el monto ofertado, en la columna siguiente el porcentaje de sobreprecio, los renglones que tienen un símbolo azul es porque esas obras se adjudicaron competentemente. El segundo listado corresponde al ranking de las empresas cartelizadas”, fue parte de lo que contó Clarens.
La licitación preveía que el adelanto financiero “fuera del 20% del total de la obra, se le pedía a la empresa la entrega de la mitad del anticipo en una única entrega, si en cambio el anticipo representaba el 10% del total de obra, se le pedía a la empresa ese porcentaje en cuotas. Sobre esta operatoria quiero mencionar que nunca participé en la selección de las empresas adjudicataria de las obras”.
La mención a Cristina Kirchner
En un momento de la lectura de la confesión del financista, hizo referencia directa a Cristina Kirchner. “Esta operatoria la seguí realizando hasta el año 2010. Deseo agregar que un día José López me llamó y me dijo que la Presidenta le había dicho que se le adjudique una obra en el sur a Cristóbal López, creo que era la Ruta 40 tramo Perito Moreno – Bajo Caracoles, pero ya se había abierto la licitación, entonces me encomendó llamar a todos los que habían comprado el pliego explicándoles que la obra era para Cristóbal López y que se tenían que hacer a un lado o acompañar. Finalmente se la dieron a López”.
¿Cómo funcionaba la Camarita? Dio las precisiones siguiente: “Vialidad Nacional llamaba una licitación, compraban pliegos los interesados, todos los compradores del pliego eran convocados a la Camarita. Lo primero que se hacía era “cobrarse el pase”, es decir, que si alguno de los que estaba sentado en esa mesa le había dado el pase a otra empresa en una licitación anterior, le pedía a esa empresa que le tocaba por turno que renuncie a esa obra. Después jugaba su posición en el ranking, hasta que ese grupo de personas reunidas se achicaba, y quedaban, a modo de ejemplo, cuatro empresas, ahí volvían a surgir los pases, hasta que surgía el ganador, si quedaban dos, iban en UTE, esto duraba desde las 10.00 hasta las 18.00 horas aproximadamente”.
Una vez que se designó al ganador, “venía la discusión sobre el precio a ofertar, si nos fijamos en la planilla que aporté veremos que siempre se iba por encima del presupuesto oficial en valores que oscilaban el 20 por ciento aproximadamente, cuatro o cinco empresas tenían que acompañar al ganador. El 20 por ciento referido de sobreprecio estaba compuesto por 10% para la coima y el 10% restante para generar dinero negro”.
Los presupuestos oficiales se hacían bien en líneas generales, pero después “venían los desfasajes en las ofertas y luego en los adicionales. Posteriormente a la obra podían existir adicionales sobre los que también había una coima, pero ese dinero no lo cobraba yo. A la muerte de Kirchner tanto Wagner como López me dijeron que se había discontinuado la recaudación y que no se cobraba más. El dinero que circuló en este contexto es difícil de estimar, supongo que fue alrededor de 30 millones de dólares”.
El pedido de la ex Presidente
Otra vez volvió a referirse a Cristina Kirchner, confesión que escuchó desde San José 1111. Se escuchó en el Juicio lo siguiente: “Después de la muerte de Néstor, Cristina quiere salvar a GOTTI (la empresa constructora que absorbió Lázaro Báez). José López me contacta y me informa que por orden de la Presidenta le debía dar apoyo a GOTTI, me dijo que como la firma no tenía buenos antecedentes trabajaría como subcontratista de firmas que tuvieran obras adjudicadas a las que aportaría su capacidad de construcción, equipos y personal”.
Como Gotti Hermanos tenía sus cuentas cerradas “me pidió que le hiciera la gestión cobranzas, y que se quería sacar de encima a Invernes y a Baez. En este contexto es que se celebra un convenio de gestión financiera entre GOTTI y COFICRED para realizarle el servicio de gestión financiera a GOTTI. En el ínterin GOTTI es comprada por ROVELLA, de Mario Rovella, interesada en su capacidad de obra y equipamiento. En realidad lo que le interesaba era entrar en la Patagonia…”.
Cuando se le preguntó el motivo por el cual Cristina Kirchner quería salvar a dicha constructora, Ernesto Clarens contó: “Desconozco el motivo, pueden ser varios. Lo que siempre le prometió Néstor Kirchner a GOTTI es que lo iba a ayudar si llegaba a la Presidencia. Tal vez fue una deuda pendiente que tenían con ellos. Sergio Gotti estaba muy mal, la sociedad en bancarrota, Baez lo había abandonado, le debe haber hecho un pedido desesperado a Cristina Fernández (…)”.
Campaña kirchnerista
Hubo más. Esa confesión leída, relata que durante los años 2012-2013 “López me dijo que algunas empresas traerían dinero para la campaña del kirchnerismo. Recuerdo en particular que ESUCO, CARTELLONE, LOSI, CHEDIACK, y ROGGIO trajeron dinero en ese concepto”.
Es ahí donde Clarense cumplió un rol clave: “Después de cambiar el dinero a dólares, le llevaba la recaudación directamente a José López a un departamento cerca del Hotel Faena, en Puerto Madero, ignoro quién era el dueño del departamento pero en todos los casos me lo recibía López”.
El pedido de dinero continuó durante el Gobierno de Cristina Kirchner: “En 2014-2015 continuó el pedido de dinero, y le pregunte a López qué había pasado, y me dijo que había tenido un reclamo muy fuerte de Hebe de Bonafini por Sueños Compartidos, que necesitaba 70 millones de pesos para entregárselo a un estudio de abogados de la Provincia de Mendoza, cuyo nombre no recuerdo (…) Esta recaudación, que en total asciende aproximadamente a la suma de 30 millones de dólares, la efectuaba para José López”.
En ese punto corroboró algo que había contado el ex secretario de obras públicas: “José López preparaba el listado del pago de Vialidad con Cristina, siendo que ella estaba al tanto de quienes cobraban primero”.
La bóveda del Sur
En el último tramo de la lectura de la colaboración de Clarens, durante el Juicio se escuchó: “Deseo agregar que Muñoz siempre me mencionó que todo este efectivo estaba en archivos metálicos que se encontraban dentro de una bóveda en el subsuelo de la casa del matrimonio Kirchner en El Calafate, donde había un olor a tinta muy importante. Muñoz me comentó que el dinero era trasportado los días viernes en aviones oficiales que salían de Aeroparque del sector militar y aterrizaban en el Aeropuerto de Rio Gallegos, o bien en El Calafate, el destino final del dinero siempre era El Calafate”.
Con información de Lucía Salinas, Clarín
