De la cima al freezer: la increíble historia de Vanilla Ice, el rapero que fue más famoso que Madonna y hoy sobrevive gracias a un contrato

Hace 35 años, el mundo entero repetía una sola frase: “Ice Ice Baby”. Era el primer tema de hip hop en alcanzar el número 1 del ranking Billboard y su intérprete, Vanilla Ice, se convertía en un fenómeno global. En 1990, nadie vendía más discos que él, ni siquiera Madonna, con quien mantuvo un romance que acaparó las portadas de las revistas. Pero aquel ascenso meteórico fue también el inicio de una caída igual de vertiginosa.

Robert Matthew Van Winkle, su verdadero nombre, tenía apenas 23 años cuando el éxito lo sorprendió. Con su imagen de chico blanco rapero y sus pasos de baile, conquistó MTV, vendió más de 11 millones de discos con “To The Extreme” y agotó estadios en todo el mundo. Sin embargo, la fama duró poco. Su música fue acusada de ser una imitación del hip hop afroamericano y su tema estrella, basado en un riff de “Under Pressure” de Queen y David Bowie, le trajo demandas y escándalos legales.

En menos de dos años, Vanilla Ice pasó de ser la mayor sensación musical del planeta a convertirse en el blanco de burlas. Sus siguientes discos fracasaron, su incursión en el cine fue un desastre de taquilla y su imagen de “estrella artificial” terminó de sepultar su carrera. A comienzos de los 90, el público ya lo había olvidado.

Sin embargo, Vanilla Ice nunca se rindió. Durante las décadas siguientes intentó mantenerse a flote participando en reality shows, programas de cocina, baile y convivencia, además de hacer apariciones en películas de su amigo Adam Sandler. En 1994 atravesó su peor momento: una sobredosis de heroína casi le cuesta la vida. También enfrentó problemas judiciales, denuncias por violencia doméstica y hasta una acusación por robo.

A pesar de todo, logró reinventarse. Según él mismo contó, invirtió en propiedades y logró estabilidad económica. Incluso fue incluido en una colección de zapatillas de Nike llamada “Fallen Heroes” (Héroes Caídos), junto a otros íconos de los 90 como MC Hammer y Milli Vanilli.

Hoy, con 58 años, Vanilla Ice sigue aferrado a su personaje y a su único gran éxito. Participa en giras nostálgicas como “I Love 90’s”, donde comparte escenario con otros artistas que brillaron fugazmente hace tres décadas. Y, en un giro tan curioso como simbólico, firmó un contrato con una empresa de cerveza de Nueva Zelanda.

El acuerdo es tan original como nostálgico: los clientes que coloquen una lata de la marca en el freezer pueden enviar un mensaje de WhatsApp con la frase “Ice Ice”. Exactamente 34 minutos después —el tiempo ideal de enfriamiento, según la empresa—, recibirán un mensaje de voz de Vanilla Ice cantándoles que saquen la cerveza antes de que explote.

De dominar el mundo de la música a recordarle a los consumidores que su bebida está lista, Vanilla Ice encarna una historia única: la del hombre que lo tuvo todo, lo perdió en tiempo récord y aún así sigue persiguiendo un nuevo comienzo. Porque, aunque el mundo haya pasado de largo, él continúa intentando que Ice Ice Baby nunca se derrita del todo.

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