El “Decano” suma 13 partidos sin ganar a domicilio y volvió a mostrar una imagen decepcionante. Perdió 2 a 0
Estaba todo dado para que, en una tarde soleada y ante su gente, Instituto pudiera hacerle honor a su apodo y volviera a conseguir un resultado glorioso. Y así fue: tras una etapa de sequía -venía de una victoria en los últimos diez partidos-, el equipo mostró buen juego, inteligencia y autoridad para manejar el desarrollo, venció 2-0 a un flojo Atlético Tucumán, se metió en zona de playoffs y, además, tomó aire en la tabla anual, donde quedó a diez puntos de San Martín SJ, hoy el descendido.
Fue un partido que reflejó el presente de dos equipos que buscan meterse en los playoffs pero que, al mismo tiempo, no pueden descuidar la tabla anual. Como era de esperarse, se dio reñido y trabado en varios pasajes, especialmente en el mediocampo, donde ambos exhibieron tanto sus virtudes como sus falencias. Sin embargo, en ese equilibrio, el saldo fue favorable a Instituto.
Con el impulso de su gente, la Gloria comenzó dominando: adelantó su línea defensiva hasta la mitad de la cancha y consiguió coparle la manzana a un Atlético Tucumán que, replegado, apostó a aprovechar errores para salir de contra. Pero, cuando consiguió arrinconarlo contra su arco, le generó varias situaciones de peligro y encontrándole los huecos en los retrocesos. La conducción y precisión de Moreyra, Lodico y Rodríguez -que estrelló un remate en el palo- se combinaron con los centros punzantes de Beltrán y la insistencia de Córdoba. Así llegó el primer gol: tras un gran centro de Rodríguez, el colombiano Jhon Cordoba metió un frentazo cruzado para el conseguir romper el cero.
Si bien en el segundo tiempo, la visita logró ganar terreno con los ingresos de Bajamich y Auzqui, la falta de precisión en ataque -con un flojo partido del Loco Díaz- marcó el pulso de un desenlace previsible. De contra, Instituto, que supo replegarse cuando fue necesario y leer con acierto los momentos, lo terminó liquidando con una gran acción individual de Lodico.
El fútbol no perdona la tibieza ni la falta de carácter fuera de casa. De visitante, Atlético parece un equipo que se mira al espejo y no se reconoce.
Si el “Decano” quiere dejar de ser prisionero de su propio miedo, deberá animarse a jugar con la misma determinación con la que lo hace en casa. Porque los sueños de clasificación no se construyen sólo en el “José Fierro”, también se sostienen en esos viajes en los que hoy sólo florecen las derrotas.