Lo que faltaba, ¡Chupetes para adultos!: moda, consuelo emocional o signo de una sociedad desbordada por la ansiedad

Lo que históricamente fue un símbolo de la infancia, hoy reaparece en manos de personas mayores como una curiosa herramienta de autorregulación

Ver a un niño con chupete es algo habitual, pero ver a un adulto con uno es, cuanto menos, desconcertante. Y si ambos coinciden en el mismo momento, compartiendo el mismo gesto, la imagen resulta tan llamativa como absurda. El chupete como objeto infantil reconfortante ahora reaparece en la adultez y es tendencia en muchos países.

Desde plataformas asiáticas como Douyin y RedNote, hasta en Estados Unidos y Europa, miles de usuarios exhiben chupetes de gran tamaño, con diseños brillantes, colores pasteles y estilos personalizados como calmantes y compañeros de actividades rutinarias. No se trata de una simple ocurrencia estética: muchos aseguran que estos llamados “adult pacifiers” los ayudan a relajarse, dormir mejor, concentrarse o incluso dejar de fumar.

Un refugio temporal contra la ansiedad y el uso oral para aliviar tensiones

Sin embargo, no todos ven con buenos ojos esta moda. Expertos en salud mental advierten que, aunque puede servir como un recurso momentáneo para manejar la ansiedad, el chupete adulto no debe sustituir otras estrategias más saludables y efectivas a largo plazo.

La psicóloga Florencia Alfie (M.N 47.873), especializada en adolescentes y familias, explica que este fenómeno puede interpretarse como una forma de “regresión oral”: un retorno a comportamientos infantiles que buscan consuelo en tiempos de estrés. “Succionar libera endorfinas, hormonas que generan bienestar y alivian la tensión”, señala, y suma: “Pero si el uso se vuelve recurrente y exclusivo, puede esconder problemas emocionales más profundos que requieren atención profesional”.

Por su parte, el Licenciado Miguel Espeche (M.N 10.199) destaca que usar la boca como canal para descargar ansiedad no es nuevo: “Desde el cigarrillo hasta los chicles, la acción oral es habitual para aliviar tensiones. El chupete para adultos es una versión más reciente de esta dinámica, pero con una carga simbólica infantil que puede resultar chocante para la sociedad”.

Además de los beneficios inmediatos, algunos usuarios aseguran que el chupete les ayuda a mejorar la concentración, controlar impulsos compulsivos o incluso reducir el ronquido nocturno. No obstante, el uso frecuente o compulsivo del chupete puede generar también juicios sociales, incomodidad e incluso aislamiento, lo que podría afectar negativamente la salud emocional. Por eso, los expertos subrayan la importancia de buscar ayuda profesional si la ansiedad se vuelve persistente o difícil de manejar.

Aunque el chupete para adultos puede ofrecer un alivio momentáneo frente a situaciones de estrés o ansiedad, tanto Alfie como Espeche coinciden en quesu empleo no debe convertirse en la única herramienta para manejar estas emociones. Para ellos, es esencial que si se sigue esta práctica, hay que complementarla con métodos que favorezcan un bienestar emocional duradero y efectivo.

El auge de los chupetes para adultos no es solo una curiosidad pasajera, sino un reflejo de la creciente ansiedad que caracteriza nuestra época y la búsqueda de alivio en objetos simbólicos. Lejos de tratarse únicamente de una moda, este fenómeno pone en evidencia las complejidades emocionales y sociales que atraviesan muchas personas, y nos invita a reflexionar sobre cómo enfrentamos el estrés y el malestar emocional en la adultez.

Para Alfie, el fenómeno no es superficial. “En terapia, buscamos herramientas que empoderen a la persona para que pueda gestionar la ansiedad de forma autónoma y saludable a largo plazo”, describe. Técnicas como la respiración consciente, el mindfulness o la terapia cognitivo-conductual son pilares fundamentales que, a diferencia del chupete, trabajan sobre las causas profundas del malestar.

En el caso de Espeche, aporta una mirada más escéptica sobre el fenómeno y afirma: “No parece una vuelta a la infancia en términos profundos. Es más bien una forma más de expulsar la tensión -como fumar o masticar-, pero con una carga simbólica”.

Ambos coinciden en la importancia de acompañar el uso de estos objetos con prácticas terapéuticas y hábitos saludables, para no caer en una dependencia que oculte problemas más profundos. En definitiva, esta tendencia es una ventana a los desafíos actuales en la gestión emocional y a la urgencia de buscar soluciones integrales para cuidar nuestra salud mental.

Con información de Giovanna Asprea

COMPARTIR NOTICIAS

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *