La oposición, con sus gobernadores y congresales, sabe que tiene poder real para complicar al Gobierno Nacional, débil políticamente. Y lo está usando sin pudor
Por SIN CODIGO
La política argentina siempre tuvo su costado cínico, pero lo que está ocurriendo en este 2025 supera cualquier manual de hipocresía. La oposición al Gobierno de Javier Milei no solo se organiza para poner palos en la rueda: está obsesionada en destruir la única base sólida que este Gobierno decidió sostener a cualquier costo -el equilibrio fiscal-, condición necesaria para derrotar la inflación y recuperar la economía real.
Lo curioso es que en un año impar, tradicionalmente adormecido en el Congreso -por las elecciones-, hoy vemos a legisladores más activos que nunca. Pero no para discutir políticas de Estado ni reformas que puedan sacar al país del estancamiento: se activan para herir al Gobierno más débil políticamente en décadas. El objetivo es claro: impedir que Milei muestre resultados y desgastarlo antes de tiempo.
A diferencia de los peronistas que aplican el “plan platita” en cada año electoral -gastar sin límites, repartir recursos y multiplicar promesas para cosechar votos-, Milei mantiene firme la brújula del equilibrio fiscal, aun cuando eso no le rinda beneficios electorales inmediatos. Su mensaje es simple y brutal: ordenar primero la economía -que es la base para el crecimiento- aunque duela.
En contraste, la oposición actúa con un libreto viejo y gastado. A pocas semanas de las elecciones, gobernadores, intendentes y legisladores se visten de obreros mágicos: anuncian obras que aún no existen, inauguran edificios a medio terminar o entregan sillas con bombos, platillos y aplaudidores seriales.
En Tucumán y otras provincias peronistas repiten el mismo libreto electoral de siempre
El gobernador Osvaldo Jaldo -ahora candidato a diputado testimonial– lleva semanas en campaña permanente. Cada día aparece en un acto distinto: entrega insumos, corta cintas, inaugura obras mínimas. Todo acompañado de discursos plagados de consignas de “Estado presente” y “salud para todos”.
Todo es una escenografía electoral, una puesta en escena, pero la realidad es muy distinta. En casi dos años de gestión, Jaldo solo puede mostrar avances en dos cárceles que ya habían sido iniciadas en la Administración anterior. El resto, caramelos para la tribuna. Lo mismo ocurre en otras provincias peronistas: Santiago del Estero anuncia bonos millonarios a empleados públicos mientras la pobreza avanza. Qué decir de la provincia más kirchnerista de Argentina, Buenos Aires. Reparte anuncios pero la inseguridad, las inundaciones y el abandono en escuelas y hospitales son la norma.
La oposición, con sus gobernadores y congresales, sabe que tiene poder real para complicar al gobierno nacional. Y lo está usando sin pudor. Pero al hacerlo, no hieren solo a Milei: dañan a todos los argentinos, condenándolos a seguir atrapados en la maquinaria de la mentira y el atraso.
El 26 de octubre será un momento clave. Con el voto, los ciudadanos tendrán en sus manos la posibilidad de ponerle un freno a la vieja política, a los corruptos de siempre y a la farsa de inauguraciones vacías.