La libertad de expresión no puede ni debe ser un privilegio condicionado por conveniencias ideológicas o acuerdos comerciales. Todos los periodistas, sin importar si pertenecen a grandes medios privados o trabajan de forma independiente, merecen respeto, protección y garantías para ejercer su labor sin miedo a la censura, al hostigamiento o al silenciamiento.
En tiempos donde la libertad de expresión y la libertad de prensa se ven cada vez más amenazadas por presiones políticas, económicas y discursivas, desde Sin Codigo Tucumán alzamos la voz para defender uno de los pilares fundamentales de la democracia: el derecho a informar y a ser informado.
Desde Sin Codigo queremos dejar en claro que no nos sentimos representados por ninguna de las entidades ni asociaciones que, en teoría, deberían velar por los derechos de toda la comunidad periodística. Como así también, nunca recibió el apoyo cuando lo era necesario.
Observamos con preocupación cómo muchas de estas organizaciones actúan de forma selectiva, defendiendo solo a ciertos sectores mientras ignoran o excluyen a quienes no se alinean con sus intereses o posturas.
A su vez, denunciamos con firmeza la práctica sistemática de algunos sectores del poder político y del Estado que utilizan la pauta oficial como herramienta de control. Financiando medios sumisos y castigando a los que piensan distinto. Esto no solo pone en riesgo la pluralidad de voces, sino que también atenta contra el derecho de la ciudadanía a acceder a información libre y diversa.
La lucha por la libertad de prensa no puede ser un acto, ni reuniones simbólicas, ni una consigna vacía que se repite cada 7 de junio o en fechas claves. Debe ser una causa permanente, firme y sin doble discurso. No hay democracia plena si los periodistas deben autocensurarse para sobrevivir o si los medios son extorsionados desde despachos oficiales.
Todo el ambiente periodístico lo sabe: hay periodistas que son perseguidos, hostigados y hasta se les prohíbe el ingreso a instituciones públicas. Sin embargo, la mayoría prefiere callar y mirar hacia otro lado, por miedo a represalias, a perder beneficios o a quedar aislados del círculo de poder. Esta actitud de silencio cómplice debilita no solo a la prensa como institución, sino también al derecho fundamental de la ciudadanía a estar informada con libertad y sin censuras.
Por eso, Sin Codigo reafirma su compromiso inquebrantable con la libertad de expresión. Seguiremos informando, investigando y recibiendo a cada periodista perseguido o silenciado. Esta es una lucha colectiva y no selectiva.