La historia de Anneliese Michel, una joven alemana que murió en 1976 tras ser sometida a 67 exorcismos, sigue generando debate a casi 50 años del hecho. Su caso marcó un antes y un después en la forma en que el mundo percibe los límites entre religión, salud mental y justicia.
Todo comenzó cuando Anneliese, profundamente católica, comenzó a sufrir convulsiones a los 16 años. Fue diagnosticada con epilepsia del lóbulo temporal, pero su estado no mejoró con los tratamientos médicos. Con el tiempo, comenzó a evitar símbolos religiosos, decía ver figuras demoníacas y afirmaba estar poseída.
Convencida de que su mal era espiritual, pidió ayuda a la Iglesia. Tras meses de observación, los sacerdotes Arnold Renz y Ernst Alt recibieron autorización para realizar un exorcismo. Entre septiembre de 1975 y junio de 1976, realizaron 67 rituales intensos, algunos grabados en audio, donde Anneliese gritaba en varios idiomas y decía estar poseída por demonios como Lucifer, Caín, Judas e incluso Hitler.
Durante ese tiempo, su estado físico se deterioró gravemente. Dejó de comer y beber, sufrió heridas, y al morir el 1 de julio de 1976, pesaba apenas 30 kilos. La autopsia confirmó que la causa de muerte fue desnutrición y deshidratación severas.
El caso llegó a juicio en 1978. Los padres de Anneliese y los dos sacerdotes fueron condenados por homicidio por negligencia, aunque no cumplieron prisión efectiva. La defensa sostuvo que Anneliese había pedido el exorcismo y que todos actuaron de buena fe, mientras que la justicia determin1ó que no se hizo lo suficiente para preservar su salud física.
Un caso que aún se estudia
El caso sigue siendo objeto de estudio en facultades de Medicina, Derecho y Teología, y plantea preguntas sobre los límites de la fe, la autonomía del paciente y la responsabilidad de las instituciones.
El impacto social del hecho se refleja en cómo la opinión pública percibe los exorcismos, la salud mental y el rol de la religión en situaciones extremas. Tras la muerte de Anneliese, la Iglesia Católica en Alemania modificó sus protocolos, exigiendo una evaluación médica rigurosa antes de autorizar rituales de este tipo.

Además, la legislación alemana sobre negligencia médica y protección a personas vulnerables fue revisada, dejando una huella en la forma de actuar frente a estos casos.
La familia Michel siempre defendió la idea de que Anneliese aceptó su sufrimiento como forma de expiación por los pecados de otros. Los sacerdotes también aseguraron que actuaron siguiendo su fe y las normas de la Iglesia.
Esta historia inspiró películas como El exorcismo de Emily Rose, pero detrás del cine hay una tragedia real que aún interpela al mundo entero.