Cuidado con la moda del “vapeo” y el mito del bajo riesgo

Crece el consumo de cigarrillo electrónico en jóvenes, creyendo que no hace daño

No fuma, pero usa esto”, es una de las frases que más repiten los padres en el consultorio de la pediatra Evangelina Cueto. A las palabras se le suma un objeto que cada vez es más común entre los jóvenes y adolescentes: el cigarrillo electrónico.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió en las últimas semanas que “el consumo de cigarrillos electrónicos entre niños y jóvenes está creciendo de forma alarmante” y brindó un dato impactante: “En muchos países llega a niveles superiores a los de los adultos”.

“En los últimos años, la consulta por el uso de vaporizadores electrónicos en adolescentes se ha vuelto cada vez más frecuente. No solo llegan adolescentes con síntomas respiratorios inespecíficos, sino también familias preocupadas al encontrar estos dispositivos entre sus pertenencias”, planteó la pediatra Cueto.

Lo que en un principio comenzó como un elemento para dejar de fumar entre los adultos, pasó a ser furor entre los adolescentes. Muchos de ellos ni siquiera fuman cigarrillos tradicionales, sino que se inician en el mundo de la nicotina a través de los vapers. “Es una moda que enciende las alarmas de la salud pública”, plantearon desde la Fundación Internacional del Corazón.

¿Cuánto creció en los últimos años? ¿Cuáles son las razones detrás del crecimiento? ¿Está regulado? ¿Es menos dañino que el cigarrillo tradicional?

De los 16.000 sabores a la promoción de los influencers: las razones detrás del crecimiento del consumo

Los motivos que aparecen como detonantes del crecimiento del cigarrillo electrónico en jóvenes son principalmente tres: la infinidad de sabores que existen, la promoción de los influencers a través de las redes sociales y la “ilusión” de que no es dañino para la salud.

Bajo ese esquema donde se atacan a los más jóvenes, se produce un círculo vicioso en el que solo ingresan más adolescentes al consumo. “El hecho de sentirse pertenecientes a una “tribu” es propio de los adolescentes, el factor moda o novedad que tiene el cigarrillo electrónico puede hacer que se sientan más distinguidos por el hecho de incursionar en esta nueva experiencia”, explicó el psicólogo Miguel Espeche.

La pediatra Evangelina Cueto plantea la problemática desde una mirada similar: “El problema no es solo su contenido, sino su inserción en la cultura adolescente a través de redes sociales. Influencers y creadores de contenido muestran su uso sin consecuencias visibles inmediatas y el mensaje que reciben los adolescentes es claro: no parece tan grave”.

Estos dos factores funcionan bajo un manto mucho más grande que es la creencia de que los cigarrillos electrónicos son menos dañinos que los cigarrillos tradicionales. Esto no solo es así, según los especialistas, sino que provocan problemas de salud diferentes.

“El discurso de que se trata de una alternativa más “segura” que el cigarrillo convencional generan una percepción de bajo riesgo que los hace aún más atractivos”, explicó Cueto.

Espeche planteó que “existe una idea de que es inocuo y eso fomenta su uso”. “Se genera la idea de que no generan efectos negativos y eso hace que se consuman en mayor medida”, agregó.

El cigarrillo electrónico y el mito del bajo riesgo

El principal motivo por el que el consumo de cigarrillo electrónico creció en las últimas décadas está relacionado con la intención de muchos fumadores de dejar el vicio.

Sin embargo, según la OMS, no solo “no se ha demostrado la eficacia de los cigarrillos electrónicos como productos de consumo para dejar de fumar” sino que según los últimos informes “aumentan los indicios alarmantes sobre los efectos adversos en la salud de la población”.

“Estudios epidemiológicos de alta calidad demuestran coherentemente que el uso de cigarrillos electrónicos aumenta casi al triple el consumo del cigarrillo convencional, especialmente entre los jóvenes no fumadores”, plantea la Organización Mundial de la Salud.

Esto se debe a que los vapers generalmente contienen nicotina y otras sustancias tóxicas que son nocivas. “Se ha detectado que algunos productos de los que se afirma que carecen de nicotina (SESN) contienen nicotina”, advirtieron desde la OMS.

El organismo internacional de salud aclaró que todavía “es demasiado pronto para proporcionar una respuesta sobre el efecto a largo plazo”, pero está confirmado que “son perjudiciales para la salud y no son seguros”.

Sin embargo, ya hay varios elementos negativos que pudieron ser identificados por la ciencia como generadores de efectos negativos. Entre ellos se encuentran: la nicotina en concentraciones variables, las sustancias saborizantes con impacto en la salud pulmonar y los metales pesados.

Cigarrillos electrónicos: cómo está regulado en la Argentina y en el mundo

Desde 2011 que la importación, distribución, comercialización y publicidad de cigarrillos electrónicos está prohibida en la Argentina a través de la disposición 3226/2011 de la ANMAT. Es decir, tanto la venta como la publicidad no está permitida.

El mismo camino siguió el Ministerio de Salud en 2023 con la Resolución 565/2023, cuando prohibió la importación, distribución, comercialización, la publicidad y patrocinio de los “dispositivos electrónicos destinados a inhalar vapores o aerosoles de tabaco, denominados como ´Productos de Tabaco Calentado´”. Estos son elementos similares a los cigarrillos electrónicos, con la diferencia de que cuentan con tabaco adentro.

“El problema radica en la dificultad para implementar estas normas. La venta está prohibida para todo el público, pero debería controlarse aún más en menores de 18 años, debido a que se trata de sustancias con nicotina, señaló Mario Bedosti, coordinador del área de incidencia de FIC Argentina.

La realidad argentina no es tan diferente al resto del mundo. Según el último informe de la OMS hay 88 países que no fijaron una edad mínima para comprar cigarrillos electrónicos, y en otros 74 no cuentan con normas que reglamenten su uso.

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