Viven prisioneros de su propia corrupción, y de una realidad acotada y ficticia
¿Sirve de algo ser millonario en una villa miseria? Tener TODO en tu metro cuadrado, pero cada vez que mirás por la ventana, ves pobreza. Cuando salís de tu castillo, lo hacés en una cuatro por cuatro porque es la única manera de poder transitar por calles destruidas e inundadas. Con vidrio polarizado para que la gente no te reconozca o moleste.
¿Sirve de algo ser millonario y no poder disfrutar libremente de un café en un bar cualquiera con amigos?
¿Sirve de algo ser millonario y no poder viajar sin el miedo a un escrache, a que te vean paseando por alguna capital del mundo o comprando en las mejores tiendas?
En Tucumán, la corrupción no solo ha engordado los bolsillos de unos pocos, sino que ha construido “jaulas de oro” donde sus protagonistas viven encerrados. Los políticos que han amasado fortunas a costa del pueblo habitan en lujosas mansiones, rodeados de seguridad, pero aislados del mundo real. Son los dueños del poder, pero esclavos de su propio miedo.
A los políticos les cuesta disfrutar de salidas a lugares públicos, porque tienen miedo de ser insultados o sentir la mirada furiosa de quienes sobreviven con migajas. Por eso, sus días transcurren entre muros altos, cámaras de seguridad y autos con vidrios polarizados. La ostentación de su riqueza choca de frente con la miseria que los rodea: barrios sin cloacas, calles destrozadas, hospitales colapsados y una violencia creciente que ni su poder puede contener.
Cuando viajan, lo hacen en silencio, casi en secreto, como delincuentes huyendo de la escena del crimen. Sus mansiones no son hogares, sino trincheras. Sus lujos no son placeres, sino refugios. Y sus fortunas, lejos de darles felicidad, los han convertido en rehenes de su propia corrupción.
Porque, al final, ¿de qué sirve ser millonario si se vive con miedo? ¿De qué sirve el poder si no pueden disfrutarlo en libertad? Mientras tanto, el pueblo que empobrecieron sigue resistiendo, esperando el día en que esas cárceles de oro se conviertan en verdaderas prisiones.
TICHO para SIN CODIGO